Lo más asombroso de la última refriega por la puesta en liberta del etarra Troitiño es la pasividad de Mariano Rajoy ante el hecho de que su número dos, Dolores de Cospedal , equiparara al terrorista con el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba . A los pocos minutos de esa comparación, ya tenía que haber salido al paso de la misma el presidente del PP, si quiere que se le respete y si quiere exhibir algún resquicio de credibilidad ante la opinión pública española, ante el electorado de toda España. Cospedal es especialista en estas cosas. Recuerden cuando en la playa de Marbella acusó al Gobierno de atrocidades descomunales. Pues a partir de ahí, como no pasó nada, no ha parado de repetir historias semejantes, aunque la presente quizá desborde todos los límites imaginables. El PSOE ha exigido a Cospedal que rectifique y pida perdón o que dimita. Pero ellos solo saben pedir la dimisión de los demás y por asuntos o inexistentes o infinitamente menos graves que el affaire que nos ocupa. Así se escribe la historia y así se seguirá escribiendo si Dios no lo remedia.

Y el vicepresidente Rubalcaba ha respondido también a Cospedal y ha puesto de relieve la inmensa contradicción interna del PP en este asunto del terrorismo. Lo más claro es que no son compatibles dos hechos: asegurar que están de pleno en el Pacto Antiterrorista y comportarse como si el pacto estuviera roto. Muy claro también que un partido que aspira a gobernar no puede cometer el disparate de estar boicoteando de esa manera la política antiterrorista de un Gobierno en cuyo mandado la banda terrorista ha quedado más debilitada que nunca, se ha detenido más etarras que nunca y ETA ha cometido menos asesinatos que nunca, entre otras cosas por la eficacia total de las fuerzas y cuerpos de seguridad.

No se puede apoyar y machacar al mismo tiempo la política antiterrorista. Esa suprema contradicción es la que Rajoy tiene que explicar o seguro que lo pagará muy caro. Esa sí que es la foto de la infamia. Que siempre apoya lo que dice su secretaria general, ha dicho Rajoy a una revista rosa.