Podría hoy escribir sobre el alma tertuliana del vicepresidente segundo que sigue en modo telebasura, confundiendo una comparecencia ideada por Podemos y consentida por sus entregados socios para apropiarse del desconfinamiento infantil, con una proclama boba, como si los niños fueran bobos, en la que él solito ejercía de Locomotoro, Valentina y el Capitán Tan y reservaba para el macilento Illa el papel de Malasombra. Este funesto político, en lugar de rendir cuentas por su nefasta gestión de las residencias de ancianos, prefiere tuitear en clave tiránica contra la separación de poderes, vestirse de Zara, engominarse y socavar a su socio de gobierno con una rectificación pomposa. Aunque también le mola disfrazarse de cordero y acudir al Congreso a recitar una homilía solo superada por su presidente los días que se maquilla, se corta el pelo y suelta un discurso soporífero cuajado de bulos gubernamentales y admoniciones empáticas.

Podría, pero lo escrito ya me sirve de desahogo. Porque lo que realmente me tiene ahora en un sin vivir son tres dudas que corroen mi alma confinada. En primer lugar ¿será verdad que el vino protege del coronavirus? En segundo lugar ¿será cierto que ocurre lo mismo con la nicotina? Y por último, en otro orden de cosas totalmente frívolo pero igualmente importante ¿será malo el tinte de pelo para las cejas?

Una tiene un cañón blanco en la ceja derecha casi desde que empezó la cuarentena. Y como esto tiene pinta de alargarse pues los test masivos no llegan -según Illa empezarán en cualquier momento y según Simón no es probable que se realicen- implora ¡una solución ya! Reacia a experimentos letales tipo los sugeridos por ese perturbado que rige los destinos de millones de estadounidenses y recelosa del remedio casero de café, cacao, aceite de coco y miel por pavor a convertirse en la señora de las moscas, teme que el ceniza va a seguir siendo su color facial, al menos hasta que termine la pesadilla. Si pudiera añadiría al querido lector un icono de esos de ojo guiñado y lengua fuera. Con todo mi cariño enclaustrado. *Profesora