Estoy impresionado por las barbaridades que, por simple ignorancia, se dicen sobre las bolsas de plástico: por ejemplo, que el 10% de la contaminación de los mares se debe a bolsas de plástico que se van al fondo. Eso es mentira porque la densidad del polietileno --tanto el de alta como de baja densidad-- con el que están hechas las bolsas es inferior a 1 y, por tanto, flotan. También se afirma que su vida útil es de solo 15 minutos; otra mentira, ya que todo el mundo las tiene en casa y las usa como depósito de basura o para llevar cualquier objeto.

Otra acusación es que una bolsa tarda 150 años en descomponerse; pues, mejor, ya que así no contamina. ¿Han pensado los detractores del plástico que las tuberías de agua subterráneas son de polietileno? Los tubos negros con la raya azul son de agua potable, y los tubos negros con la raya verde (los de polietileno) son de agua no potable. ¿Acaso los tubos amarillos, también de polietileno, del gas ciudad no tardarán 150 años en degradarse? ¿No tendríamos que prohibir igualmente estos productos, que son del mismo material que las bolsas? He leído que una familia que deje de consumir bolsas de plástico en un año propiciaría el ahorro de 20.000 litros de petróleo. ¿Y cuál sería el destino de ese combustible, convertirse en gases emanados por un vehículo? Puede que esos talibanes desinformados que lanzan su cruzada contra algún plástico, como la que se hizo contra el PVC, no hayan pensado que no hace falta destruir el plástico porque, si lo enterramos hoy, tendremos que desenterrarlo mañana, cuando el petróleo se haya acabado y los residuos plásticos sean necesarios para generar energía.

Alfonso Ríos **

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