Ahora que los miembros de La manada están en prisión, todos los medios hablan de sentencia ejemplar y victoria judicial. Yo creo que ante una vergüenza nacional de tal magnitud no cabe presumir sino que hay que reflexionar y exigir cambios profundos.

Vergüenza de que se den casos como este, de varios hombres usando la fuerza contra una muchacha para tener sexo. No entiendo en qué hemos fallado para engendrar tales monstruos. Vergüenza porque han sido dos tribunales los que les han juzgado con anterioridad, condenándoles a nueve años y ratificando la condena para dejarles libres después. Vergüenza por la persecución mediática a la víctima, ya que los medios han aireado su vida privada. Vergüenza por ver a la fiscal justificando que es violación y no abuso el hecho de que cinco hombres acorralen a una muchacha en un portal y la ultrajen 10 veces. Menos mal que el Tribunal Supremo ha hallado un hueco para resolverlo, a pesar de lo ocupados que están.

Pero es una vergüenza que llegue tan tarde y lo haga por las presiones de la calle, y seguro que del poder legislativo en los despachos, pues en caso contrario no creo que se hubiera contradicho lo dictado antes por dos salas.

Vergüenza que aún queden jueces, como el señor Francisco Serrano, de Vox, que no vean término medio entre una relación con una prostituta y que cinco hombres acosen y violen reiteradamente a una joven bajo amenaza.