WLwa prisión incondicional decretada para el cerebro de la red de corrupción de Marbella, asesor de la alcaldesa, Marisol Yagüe , encarrila, aunque demasiado tarde, el principio del fin de la corrupción urbanística en la Costa del Sol. La escandalosa libertad de movimientos de la que han gozado políticos deshonestos y empresarios sin escrúpulos dentro y fuera de la costa malagueña es una vergüenza nacional. Porque sus trapacerías se hacían casi a la luz del día, la opinión pública sospechaba que se estaban produciendo, y nadie lo evitó. El principio democrático de la autonomía municipal, que existe para frenar abusos de poder o injerencias interesadas de las demás administraciones respecto del poder local, se ha utilizado cínicamente para delinquir a gran escala. Sólo podía intervenir la justicia, y muchas sombras en la actuación judicial en la Costa del Sol apuntan hacia una presunta complicidad activa de algunos magistrados. Ojo: no es sólo Marbella, este tipo de vergüenza es nacional. Y de haber existido una reacción política y judicial diligente, muchos electores, seducidos por milagros contra el paro y la inseguridad de sus municipios, hubiesen desistido de elegir o reelegir a personajes tan inmorales.