Dos firmas ensalzaban ayer en Abc la lucha sideral contra el terrorismo de Bush y Aznar. Alfonso Ussía se ciscaba en el director de Euskal Telebista por la última rueda de prensa de etarras encapuchados: "No me interesan ni su nombre ni sus apellidos, y menos aún su pensamiento, su ideología, su RH y la estructura de culo, que como buen vasco debe tenerlo magro y estirado", escribía para retratarse --"Franco, comparado con Arzalluz e Ibarretxe, era un peligroso político liberal"-- y tachar al director de ETB de "cobarde sinvergüenza que se nutre de las consignas. Despreciable consignatario del fascismo. Gallina". Y Gustavo de Arístegui, diputado y portavoz del PP, era ayer el único articulista que negaba toda relación entre los atentados de Casablanca, la guerra de Irak y la posición del Gobierno de Aznar. Pero declaraba la guerra a Al Qaeda: "El islamismo radical nunca ha necesitado excusa alguna para cometer brutales atentados... Ninguna democracia que se precie debe amedrentarse ante el chantaje del terror. No lo hemos hecho los demócratas españoles con ETA y resulta impensable que lo vayamos a hacer con Al Qaeda (así de erudito lo escribía) o la sanguinaria ideología que lo alimenta".

En las antípodas andaba Manuel Vicent (El País) al abordar los simulacros de ataques radiológico o bioquímico de Seattle y Chicago: "Ese miedo difuso inoculado desde el poder (...) tiene efectos paralizantes... La única realidad --concluía-- es que nuestra civilización se prepara cada día para una hecatombe y en este ensayo el poder siempre nos otorga el papel de víctimas".