WEwl comisionado para las víctimas del terrorismo, Gregorio Peces-Barba, tendrá que recibir hoy por separado a las asociaciones que representan a este colectivo. Es la mejor muestra de hasta qué punto el partidismo y el afán de protagonismo de quienes se arrogan una representatividad exclusiva que no les corresponde han roto la necesaria unidad y neutralidad política de una causa que debería unir a todos.

La manifestación del sábado se convirtió, y no de forma espontánea, en un acto contra la política antiterrorista del Gobierno y de aclamación de Angel Acebes, del que fueron expulsados los dirigentes socialistas. Dos militantes del PP ya han declarado ante la policía para dilucidar su relación con los hechos. Esta utilización del dolor de las víctimas se corresponde con la táctica de quienes, en su propio partido, discrepan de la colaboración que ofreció Mariano Rajoy al Gobierno para acabar con la violencia en Euskadi. El presidente del PP debería ser el primer interesado en marcar distancias y aclarar lo sucedido para preservar a su partido de cualquier radicalización. También el resto de partidos deberían asumir la necesidad de reconducir la polémica para evitar la espiral de crispación que algunos buscan.