Cuando la crisis ha tumbado en las urnas a todos los dirigentes europeos, Angela Merkel se ha alzado con una impresionante victoria electoral, que la sitúa al borde de la mayoría absoluta. Los alemanes que acudieron masivamente a votar rompieron la tendencia a la baja de la última década para dar su aprobación a la política de la cancillera, concretamente a su gestión de la crisis del euro.

Este triunfo histórico, que la equipara a los gigantes Konrad Adenauer y Helmut Kohl , sella su compromiso con un electorado que considera que Merkel ha sabido proteger los intereses de Alemania en medio de las turbulentas dificultades europeas.

Lo que ha ganado Merkel lo han perdido los liberales, el partido que en esta última legislatura era la muleta que necesitaba la cancillera para gobernar. Es una derrota amarga y humillante. Los socialdemócratas, el segundo partido alemán, han ganado algunos puntos superando el peor resultado de su historia desde la segunda guerra mundial, pero resulta difícil considerar este aumento como una remontada. El partido otrora potente ha presentado un mal candidato y ha tenido que hacer frente a la apropiación que ha hecho Merkel de algunas de sus ideas. Sin embargo, en un escenario sin mayoría absoluta de la CDU el SPD tendrá un papel a jugar porque será la fuerza que necesitará la cancillera para gobernar repitiendo la gran coalición a la que ya se vio obligada en su primer mandato.

Los Verdes, también con políticas que fueron abducidas por la cancillera (energía nuclear), se han visto envueltos en una polémica que les ha restado votos y han sido superados por La Izquierda. Y el porcentaje de votos inferior al 5% de los euroescépticos que aparecían por primera vez en escena les deja donde estaban, en la nada parlamentaria.

Para Europa, una cosa resulta clara. El encadenamiento durante los dos últimos años de elecciones para los länder y por último las legislativas celebradas ayer han paralizado la acción de Merkel en muchos campos. Ahora, sin citas con las urnas a la vista, veremos a una cancillera mucho más dispuesta a tomar decisiones. La incógnita es saber cuáles y en qué dirección las adoptará, aunque ya ha dicho 'no' a los eurobonos y a la mutualización de la deuda. ¿Querrá liderar Europa, hacer una Europa alemana o una Alemania europea? Pronto lo sabremos.