Escritor

Se ve que George Bush ha debido mandar buenos dineros, porque hasta en Badajoz han puesto anuncios gigantes de la capitalidad con el logotipo de Mérida, y parece ser que es para "todos los extremeños". Y es que a Pedro Acedo no se le pega la camisa al cuerpo y ya no sabe qué inventar y sobre todo dónde disparar con un dinero raro, que encima estaría bueno que saliera de los bolsillos de los emeritenses. A su lado el presidente del Partido Popular Carlos Floriano, que también lleva casi dos años derrochando fotografías por doquier, pese a lo cual no cala. Lo siento.

Pero la vida no para, y ahí está el pobre Antonio Picado, de cuerpo presente ya impresente, porque fue la hija a decirle que se iba a vivir con el novio, y en lugar de ponerse a bailar por perder de vista a la hija se puso estupendo, y le dieron con una piedra de gran tamaño en la cabeza, que es donde van a parar todos los golpes. Y es que Bush ha dejado una escuela detrás de él que va a dar que hablar.

Porque a Antonio Picado le ha pasado ni más ni menos que lo que le ha pasado a Sadam, que mucho iraquear (viene de españolear, o sea, lo que ha hecho Picado) y después todos bajo tierra, incluido el ministro de Turismo, que además se moría de risa, como Aznar, cuando le decían que los americanos estaban a las puertas de Bagdad.

Y después, para rematar la cosa, Hacienda se ha ofrecido a correr morosos, pero sólo por joder, porque yo sé quién tiene un moroso, que con esos de Hacienda no quiere cuentas, y esto es sólo por joder, que yo creo que, además, es inconstitucional que te persiga el Estado porque no hayas pagado el impuesto de rodaje.

Y de pronto todo esto en la semana de pasión, para que sepas que polvo eres y en polvo te habrás de convertir, como ese Cristo Negro, que pone los pelos de punta. Así que no me extraña lo de Sevilla, todos con el moco caído por no poder salir el Gran Poder, que se llueve sobre sí mismo; se diluvia.

Qué barbaridad, lo que hacemos para amargarnos la vida, y encima llega Pedro Acedo desesperado.