TEtsta semana he podido hablar con madres de Medellín, Alange y Zahínos que tienen a sus hijos estudiando en los diferentes campus universitarios de Extremadura. Madres orgullosas, pero también madres coraje que hacen horas extras para que sus hijos puedan vivir allí donde estudian, puedan desplazarse y humildemente puedan compartir gastos con sus compañeros de piso.

Si por algo he defendido siempre el esfuerzo, es porque tiene su recompensa. Y si he defendido que tenemos que ampliar nuestras becas, es porque hay muchos jóvenes que quieren estudiar y las circunstancias económicas familiares no se lo permiten.

No siempre ha sido como en el curso 2015/2016, pero hay de reconocer que ha sido este curso en el que más rápido se han tramitado y pagado las becas de los últimos años. Eso sí, las becas del Ministerio de Educación. Más de 1.400 millones de euros de lo que 20 millones han sido para los universitarios extremeños.

En Extremadura, la ley permite completar el sistema estatal mediante becas complementarias universitarias, cuya cuantía ascendió de 550 euros de los años socialistas a los 1.500 con el gobierno de Monago .

La finalidad es ayudar económicamente al estudiante para que pueda seguir siéndolo y, por ello, importa, además del cuánto, el cuándo. Por eso, estas madres con las que hablé y algunos de sus hijos --a los que conocí-- no llegan a entender cómo puede ser que haya finalizado el curso y las becas complementarias aún no se hayan cobrado. Hay quien reconoce que ha pedido dinero prestado para devolverlo cuando reciban la beca.

Los jóvenes no tienen por qué saber cómo funcionan los entresijos de la Administración. Los jóvenes no tienen por qué estudiar plazos y burocracia. Los universitarios cumplen con su parte del acuerdo, que es estudiar, y la Administración debe cumplir la suya. ¿Qué cultura del esfuerzo vamos a imprimir a las nuevas generaciones si la Administración no cumple?

La Junta de Extremadura no puede utilizar el dinero que es de los estudiantes, el dinero que es de los autónomos, el dinero que es de los profesionales del transporte, o el dinero que es de los agricultores en referencia a la PAC, para financiarse a 'coste 0'. El dinero tiene que estar en el bolsillo de quien le corresponde, y más en los colectivos de los que hablamos.