WEw l intento del PSOE de contratacar con un vídeo a la feroz campaña realizada por el PP a propósito del proceso que debe acelerar el final del terrorismo de ETA es legítimo. Los socialistas se han limitado a empaquetar en un documental un conjunto de declaraciones e informaciones retrospectivas veraces que hablan de una atmósfera --la de 1998-- mucho más respirable que la de hoy en relación con el tratamiento político de un alto el fuego de ETA. El problema de esta iniciativa es que da un paso más en la confrontación del Gobierno con la oposición. Lejos de intentar reconducir el diálogo con Rajoy, Rodríguez Zapatero ha optado por la contraofensiva. Frente a la manipulación del proceso de paz que a diario hace el sector duro del PP y los medios más recalcitrantes, los socialistas han decidido refrescar la memoria de muchos de los que ahora claman contra unas supuestas concesiones del Gobierno a los terroristas y su mundo. Es un esfuerzo condenado a un éxito muy relativo. El diálogo con ETA impulsado por Aznar es demasiado reciente como para que haya caído en el olvido. Aquellos que tienen una visión torcida de la realidad no se van a convencer ni con uno ni con cien vídeos de que el PSOE jugó de forma muy distinta las cartas que como oposición tenía cuando la banda declaró la anterior tregua. Sin embargo, los partidos políticos parecen haber encontrado en este instrumento una nueva vía para acercarse al ciudadano. En este sentido, el vídeo del PSOE indica de forma inequívoca que hemos entrado en un periodo electoral en el que la batalla entre Gobierno y oposición va a ser cuerpo a cuerpo y va a tener, por desgracia, la pacificación de Euskadi como cuestión principal.