Voy a la panadería y somos legión los viejos que vamos y venimos. El viejo además demuestra que su estado es el letargo, porque casi todos llevamos levantados los pelos de la coronilla.

Esos pelos que siempre son rebeldes de controlar, en los ancianos son incontrolables. Por donde vamos, los viejos, necesitamos un lugar donde dar una cabezada (viejos abstenerse ir al Anfiteatro de Mérida) y no te digo si vas como Fraga que se duerme en las audiencias. En Badajoz había un pediatra que se dormía en las consultas:

--Le dará usted a la criatura una tetada, dos tetadas...

Y se quedaba como un bendito. A veces la madre le corregía rápidamente:

--Doctor, que venimos por lo del oído...

En los incendios somos legión los viejos. Salimos de debajo de las piedras. En el incendio de la subestación eléctrica del pasado jueves (tiene cojones una subestación de esas características en pleno corazón de Madrid) los viejos llegaban por oleadas a los servicios de emergencias dispuestas para la ocasión:

--Que me miren la rodilla que la tengo inflamada--, gritaba uno.

Los viejos aprovechamos cualquier ocasión para que nos miren una rodilla. Al salir de una farmacia en la bolsa me dan un prospecto, que leo al llegar a casa "Si la tienes flácida, llamamos al 902360322".

Pues ya sabe, el que la tenga flácida. Abstenerse Saponi . Página web, www.recuperalgoespecial.com.

*Escritor