TUtltimamente se está fomentando mucho la cultura del vino y surgen neófitos adoradores del viejo morapio que se inician en la delicada tarea de su cata. Pero intentar extraer calidad a un vino olfateando sus líquidas entrañas no es misión fácil. Primero hay que tener unas napias muy especiales, no grandes, como las de Cyrano de Bergerar, sino despiertas, como las de Jean-Baptiste Grenouille, el protagonista al que Patrick Süskind dio desalmada vida en su novela El Perfume . Supongo que luego hay que tener conocimiento del proceso de elaboración del vino, saber que viene de la uva y no del higo, algo que todos aprendemos tarde o temprano. Y creo que acierto si digo que han de conocerse los distintos tipos de uvas que existen, con el fin de adivinar cuáles se han utilizado para elaborar el caldo a catar y calificar. Deduzco que otra de las cualidades que debe tener un buen catador de vino es el instinto. Ese don que la naturaleza nos da a cada uno para realizar una determinada tarea sin haberla aprendido. El caso es que un catador es el que da fama y valor a un vino. Luego existen normas protocolarias para beber vino, entre otras que su temperatura sea la del ambiente, excepto cuando los termómetros marcan cuarenta a la sombra o estamos en Alaska; y el recipiente donde se sirve no sea vaso reducido y culón, sino copa de vidrio fino, cuello largo, espaciosa capacidad y generosa boca. Si usted no es catador pero quiere hacerse pasar por ello en una celebración, haga el siguiente paripé: tome la copa por el cuello y agite con suavidad el caldo, levante la copa a la altura de sus ojos, lo mire con circunspección y olfatéelo con parsimonia, luego beba y lo mantenga un momento en la boca para saborearlo. Júzguelo echándole imaginación e invéntese su calidad. Lo único malo que puede pasarle es que alguien le refute, pero al final llegarán a la conclusión de que el sentido del gusto no es patrimonio de nadie. Porque en el mundo existen miles de vinos, buenos y malos, pero también millones de paladares con preferencias distintas e incuestionables.