WCw uatro mujeres han muerto a manos de sus parejas o exparejas desde el 31 de mayo en Pruna (Sevilla), Almería y por dos veces en Salt (Girona), y una mujer en Getafe (Madrid) ha apuñalado hasta la muerte a su marido, con antecedentes policiales por malos tratos en el ámbito familiar. En lo que va de año, 32 mujeres han muerto a causa de la violencia machista --una cifra superior a la del año pasado por estas fechas--, sin que se puedan delimitar a ciencia cierta las causas del incremento en el número de víctimas.

Las administraciones estatales, autonómicas y locales multiplican los esfuerzos para que las mujeres que soportan un entorno de violencia y malos tratos pongan su situación en conocimiento de la policía y los jueces, y nunca hasta ahora se había puesto tanto empeño para atajar esta lacra, pero las cifras están ahí.

Lo cierto es que la violencia doméstica parece irrefrenable en España. ¿A qué se debe que nada la contenga? ¿Tiene que ver con la crisis económica? ¿Asistimos a un efecto llamada que anima a los más violentos a emprenderla con su pareja a causa de la publicidad de los asesinatos sexistas? Preguntas como estas tienen difíciles respuestas.

Seguramente, se trata de una situación con una gran variedad de causas que, en todo caso, no debe llevar a las autoridades al fatalismo de pensar que no pueden hacer mucho más de lo realizado hasta la fecha. Tan cierto es que aumentar la presencia policial en la calle no tendrá ningún efecto disuasor para agresores que actúan en la intimidad de la familia, como que las mujeres en situación de riesgo han de ser el objetivo de campañas ininterrumpidas que las persuadan de que su seguridad depende de que den el paso de poner una denuncia. Cuando en una ciudad pequeña como la gerundense Salt --unos 30.000 habitantes-- se registran dos muertes en solamente una semana, lo menos que se puede decir es que algo no funciona como es debido, por más horas, recursos y esfuerzos que el municipio haya dedicado al problema. Como también falló algo en el caso de Getafe. Los vecinos del hombre de 47 años de edad que fue hallado muerto en la terraza de su vivienda a manos de su mujer reconocieron no sorprenderse por la noticia ya que discutían todos los días y a todas horas, por lo que la tragedia, afirmaron, era "una muerte anunciada".

En la neutralización de la violencia machista, como en la de cualquier otro problema social, lo que cuenta son los resultados obtenidos. Y, en este caso, estos son preocupantes porque, a pesar de todo lo hecho, aumenta la inseguridad de puertas para dentro de las casas y nadie parece saber cómo atajarla.