WUw no de los requisitos para gestionar esta crisis económica es disponer del aval chino. Esto es lo que ha logrado el Gobierno con la visita a Madrid del viceprimer ministro Li Keqiang, que ha cerrado acuerdos comerciales con España por valor de 5.600 millones de euros y ha movilizado a lo más granado de la banca y de la empresa. Dicho de otra manera: importa más que la visita se haya producido que los acuerdos que ha reportado, insuficientes en todo caso para equilibrar los intercambios.

Durante los 10 primeros meses del 2010, las importaciones procedentes de China sumaron 15.000 millones de euros y las exportaciones superaron ligeramente los 2.100 millones. Es difícil que, por muy significativo que sea el apoyo del Gobierno chino a la economía española, se corrija esa diferencia. La economía del gigante asiático creció el año pasado alrededor del 10%; la española retrocedió unas décimas. Para el 2011, incluso dando por buenas las previsiones españolas, el desfase seguirá siendo abismal y el dinamismo exportador chino será un año más el fundamento de una tasa de crecimiento estratosférica.

No debe sorprender que el Gobierno y los actores económicos den tanta importancia, a pesar de todo, a la visita de Li. En EEUU comparan la que realizará el presidente Hu Jintao antes de que acabe el mes con la de Deng Xiaoping en enero de 1979, en los prolegómenos de la nueva política económica china. Allí como aquí, los mecanismos del mercado interior son insuficientes para desatascar la economía y el gran mercado de promisión para el sector exterior es el chino. De forma que, allí como aquí, conviene fijar reglas del juego aceptables y facilitar las inversiones directas en China o las joint ventures, de las que la de Repsol con Sinopec es la más reciente.

Tan importante como lo antedicho es el compromiso chino de seguir comprando deuda española. Sin tratarse de un factor definitivo para neutralizar los movimientos especulativos y la propensión a la histeria de las agencias de calificación, se ha demostrado que es un mecanismo moderador eficaz. Porque lo que le importa al Gobierno chino, más que las operaciones a corto plazo, son las de largo recorrido, tuteladas por el Estado. Otro factor clave en economía es la confianza. De ahí la importancia de que Li Keqiang haya expresado a Zapatero la confianza del país asiático y haya señalado que las medidas que ha adoptado España ante los mercados y la crisis financiera "son duras, pero necesarias y adecuadas".