Ayer se celebró en Las Mestas (alquería de Ladrillar, en la comarca de Las Hurdes) el acto de clausura de la conmemoración de los 25 años del Estatuto de Autonomía. Hubo discursos de los presidentes de la Junta y de la Asamblea que pusieron de manifiesto con sensatos argumentos que la norma que ha hecho de Extremadura una comunidad autónoma goza de gran vitalidad. Basta señalar la desconfianza con que nació en febrero de 1983, puesto que una parte de la sociedad temía que vendría a consolidar la preponderancia de una provincia sobre otra, mientras que ahora es seguro que el proyecto de reforma será aprobado con el apoyo unánime de los diputados.

Sin embargo, las palabras de Fernández Vara y Ferreira se quedaron cortas en la defensa de la vigencia y buena salud del Estatuto, y fueron las del alcalde de Ladrillar, Inocencio Sannazario, quien le tributó el mejor homenaje al reclamar mejoras sanitarias y de comunicaciones viarias y telefónicas para la zona. Sannazario mostró una confianza ilimitada en él porque lo tomó como referencia, tal vez sin pretenderlo porque apenas nombró el Estatuto, para legitimar su exigencia de que el lugar en que se vive no debe ser excusa de desigualdad en el acceso a los servicios básicos. Es decir, puro Estatuto.