Qué pensaría Adolfo Hitler si levantara la cabeza y se enterara de que en Alemania un matrimonio formado por un alemán blanco de Postdam y una negrita de Ghana han sido padres de mellizos, uno blanquito, como los querubines de Rubens , y el otro negrito, como los ángeles de Machín ? Seguramente se frustraría una barbaridad al comprobar que su teoría de la genética selectiva es contrariada por la naturaleza, porque ésta permite que dos seres humanos de distinta raza se gesten a la vez en el mismo vientre, y ya se sabe que la naturaleza es sabía. Con la noticia de los hermanitos negro y blanco, los racistas han perdido argumentos para defender la superioridad de unas razas con respecto a otras.

Estos dos niños se alimentarán de la misma leche materna, aprenderán a la par a andar, a hablar, a escribir y leer, irán al mismo colegio y puede que a la misma universidad. Quizás uno de los dos sea más inteligente que el otro, o más sensible, o más simpático, o más introvertido, aunque ahora no podríamos decir cual. Pero por desgracia, siempre habrá personas -¿personas?- que sólo los valoren por el color de su piel. Sí, la naturaleza es sabia, pero a veces también se equivoca y crea personas con las pupilas demasiado hurañas, incapaces de admitir todos los colores posibles de la piel humana.

Fíjense ustedes lo que puede ocurrir en EE.UU., que llegue un negrito llamado Obama a la Casa Blanca y la tiña de color café con leche. Y es que la policromía se extiende por el mundo y ya nos podemos encontrar en Rusia a un noruego negro, en Argentina a un indio irlandés o en España a un japonés peruano.

Tengo una amiga andaluza que es rubia --ocre amarillo-- y tiene los ojos azules --azul ultramar--, podría pasar perfectamente por nórdica, está casada con un extremeño de piel morena --marrón claro-- que podría pasar perfectamente por árabe, han adoptado a dos niñas, una es africana y tiene la piel color marrón oscuro y la otra es oriental y tiene la piel levemente amarilla --amarillo de Nápoles--. Como verán, un paleta rica en matices para los ojos del que mira con el corazón.