THtay cosas muy ciertas y una de ellas es que la vivienda sigue por las nubes, precios imposibles para un sueldo normal y corriente... y no digamos para los jóvenes que comienzan su vida laboral con más ilusión que remuneración.

Sin embargo vemos asomar globos sonda que ponen la solución en penalizar las viviendas vacías, que si expropiaciones temporales, subidas de IBI, impuestos diarios de no sé cuántos euros...

Pues miren ustedes, a mí eso me parece una barbaridad, y no lo digo porque tenga más pisos que una agencia inmobiliaria, que sólo disfruto de aquel donde vivo, sino porque son muchos los españoles que han comprado con muchísimo esfuerzo, ahorros difíciles y bastantes privaciones una segunda residencia, por los motivos más variados: emigrantes que preparan su regreso al pueblo, veraneo, estudio de los hijos en una ciudad distinta a la que viven, cercanía a la tierra donde nacieron... o porque les da la real gana; y también ¡cómo no!, por inversión.

¿Es malo invertir en un piso?, ¿acaso no se invierte en acciones, en fondos, planes de pensiones, depósitos y mil artilugios más de ingeniería financiera?

Y eso amigos, no está penalizado, sino que --pagando impuestos al igual que la vivienda-- genera rentabilidad al inversor y aporta potencia a la vida económica, haciendo que se creen más empleos y se enriquezca toda la vida social.

El problema de la vivienda no es cuántas existen vacías en manos de honrados particulares, sino qué pasa con tanta especulación de altura, tantas corruptelas y tantas mafias sueltas en el mundo del ladrillo.

A eso le pueden sumar ustedes todas las circunstancias agravantes que quieran, que seguro que son muchas y conocidas por todos, pero no me digan que haciendo la vida imposible a los propietarios de más de una vivienda se va a solucionar nada. No me lo creo y además me parece una injusticia mayúscula para la mayoría de los propietarios.

Todos tenemos derecho a una vivienda digna, para hacerlo posible tiene que existir una real implicación de todas las autoridades competentes, de todas las administraciones públicas y del esfuerzo de todos y cada uno de los que quieren acceder a ella. Ya es hora de que piensen seriamente en ello, pero no hagan más demagogia ni electoralismo, porque a aquellos que las pasan canutas con la hipoteca diaria les sienta muy mal.

*Sociólogo