Abogada

Vivir de espaldas no es lo mismo que vivir con espaldas, tras las espaldas, o a las espaldas del mundo. Todo este cúmulo de frases, aunque pudieran parecer similares, no tienen nada que ver la una con la otra. Son expresiones que identifican posturas muy diferentes de las acciones y comportamientos de las gentes. Por un lado, hay personal que vive a espaldas de todo, son los que pasan, --por inconsciencia o suma consciencia se posicionan al margen de todo--; por otro lado, están los que se echan todo a sus espaldas, los acaparadores, los de siempre, aquéllos que te encuentras bajo la rúbrica de todo a cien; también están aquellos que se refugian en el quicio de todo, son los vigías oportunos del todo vale; y por último, están los que viven a las espaldas del mundo, a los que el mundo nunca les dio una nueva oportunidad, porque nunca les dio oportunidad alguna.

Me contaba mi hermana recientemente cómo en la zona de las favelas brasileñas donde trabaja como médico, hay pequeñas niñas que son violadas sistemáticamente, o chavales que sufren el efecto de la desnutrición porque nunca el hambre le dio derecho a pan. Hombres y mujeres que son exasperados por la violencia más cruel, el de la indiferencia de sus gobernantes. Estos viven a espaldas del mundo, pero con gran diferencia frente a los antes referidos, su falta de voluntad en su situación de hecho les ha venido dada una realidad tan indigna que machaconamente debemos reprobar, rechazar y luchar contra ella. Quizás aquí estemos lejos, excesivamente lejos, pero no sordos y ciegos, ajenos a estas otras realidades. Y es que durante demasiado tiempo la ignorancia se ha querido utilizar como justificación de la mayor de las injusticias: la indiferencia.