Cualquiera que haya pasado por una oposición sabrá el enorme esfuerzo que supone. Te pasas meses estudiando, tu casa se llena de libros y apuntes, dejas de ser madre, esposa, hija. No vives más que para estudiar. Si tienes hijos y hace más de quince años que terminaste tus estudios, el esfuerzo se triplica si además son más de cien los temas a estudiar. Y llega por fin ese día tan temido y esperado a la vez, realizas tu ejercicio con más o menos fortuna y crees que por fin todo acabó. Descubres después de un fin de semana nefasto que todos tus esfuerzos han sido recompensados y que has superado la prueba, tu puntuación según la plantilla que publica el Tribunal supera con creces el aprobado. Recoges tus apuntes y lo celebras con los amigos y familiares que han sufrido contigo estos meses tan difíciles. Al poco tiempo toda la alegría se acaba de golpe ya que descubres que tu aprobado (5,8) se ha convertido en un suspenso según este Tribunal. Te comunican que es soberano y que decide dónde está el aprobado. Yo no entiendo nada, ni de tribunales soberanos ni de notas de corte, de lo que entiendo perfectamente es del enorme esfuerzo que me ha costado llegar hasta aquí, igual que a muchos de mis compañeros, como para que alguien decida no sé muy bien con qué fin, que todo nuestro esfuerzo ha sido en vano. Yo creía que vivíamos en democracia pero esto me recuerda mucho a otros tiempos. ¿Hasta cuándo vamos a seguir sufriendo oposiciones carentes de transparencia y seriedad? A mis compañeros mucho ánimo y un fuerte abrazo.

Ana del Río **

Plasencia