La reunión que mantuvieron el miércoles el presidente José Luis Rodríguez Zapatero y los agentes sociales --sindicatos (CCOO y UGT) y patronales (CEOE y Cepyme)-- para iniciar una nueva etapa de diálogo social sirvió para lanzar un mensaje de confianza y optimismo a una opinión pública angustiada por las consecuencias del encarecimiento de los combustibles y los alimentos, la subida de la inflación y de los intereses de las hipotecas y el crecimiento del paro. Eso que algunos llaman crisis y otros desaceleración o bache.

Pero hasta finales de julio no volverán a reunirse las partes para poner blanco sobre negro un plan de trabajo, un análisis de la situación económica y laboral del país, unos objetivos a alcanzar, una agenda de reuniones y una metodología de cómo se llevará a cabo el diálogo Gobierno-agentes sociales. Entonces se verá si los buenos deseos tienen visos de convertirse en realidades. La situación es lo suficientemente seria como para que todos arrimen el hombro. También la oposición.

Los reunidos esta semana piden tranquilidad, con el argumento de que España dispone de buenos mimbres para superar la crisis y que, con el esfuerzo de todos, el país saldrá adelante. Los sindicatos son incluso más optimistas y aspiran a que esta situación negativa se convierta en una gran oportunidad para cambiar y modernizar el sistema productivo, con más innovación y menos ladrillo, aunque la patronal es en esto más escéptica.

El presidente Rodríguez Zapatero garantizó a los agentes sociales que el Gobierno no tomará de forma unilateral ninguna iniciativa que no haya consensuado previamente con ellos, y que los presupuestos del 2009, aunque austeros y ahorradores, mantendrán el gasto social comprometido y no escatimarán tampoco en inversión productiva

El jefe del Ejecutivo coordinará e impulsará personalmente la agenda y los contenidos de esta nueva etapa de diálogo social, en la que --prometió el presidente-- estarán implicados todos los ministerios, lanzando así el mensaje de que el Gobierno no está agarrotado por la crisis que se vive a nivel mundial y está dispuesto a pasar a la ofensiva. Lo que no ha trascendido es qué papel jugará en esto el titular de Trabajo, el extremeño Celestino Corbacho.

En resumen: existe voluntad en el Gobierno y entre los agentes sociales de trabajar juntos para superar las dificultades económicas actuales, y hay urgencia porque las circunstancias son tan cambiantes que hay que atajar los problemas desde el mismo momento en el que estos surgen.