La UE es una burocracia ajena a los problemas de la gente y un cementerio de elefantes de políticos fracasados, una inmensa organización tecnocrática poco transparente que actúa de espaldas a los ciudadanos. Los ciudadanos de izquierdas hemos vuelto a picar. Una vez más, nos hemos dejado llevar por nuestro atávico buenismo, tan estético como indolente, prefiriendo quedarnos en casa a implicarnos en una situación política y social difícil en la que ninguna solución se adecua completamente a nuestros elevados sentimientos de progreso y justicia social.

Una vez más, la derecha ha ganado y ha acudido en bloque a votar por sus candidatos, aunque les paguen los trajes otros, aunque hagan fiestas con jovencitas en haciendas isleñas. Al votante de derechas le da igual: son los suyos y el día de las elecciones va a votarles. La gente de izquierdas puede tener la conciencia tranquila. No hemos manchado nuestros principios con la incómoda realidad que nos rodea. Ya veremos qué pensamos cuando la nueva mayoría de derechas del Parlamento Europeo recupere sus proyectos de eliminación de la Europa social; cuando vuelvan iniciativas como la de las 65 horas de jornada laboral por semana; cuando vuelvan a poner en pie el modelo económico neoliberal que nos ha llevado a la mayor crisis económica desde la segunda guerra mundial.

Nelia Martínez **

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