Hoy está previsto el "gran" debate. Obsérvese que lo escribo entre comillas. No tiene nada de grande. Es más bien patético. La Nación se enfrenta a un marasmo sin precedentes. Cunde el desánimo. Vemos que vamos camino de Grecia. La gente sencilla se apura en silencio. En las casas penetra el invierno con tonos oscuros. Millones, ¡millones¡, de hogares perciben con miedo un futuro inseguro.

Y en este contexto, cuando el pueblo confía que surja imponente un Moisés que nos lleve a cruzar el desierto, vemos que en la tele preparan con fino denuedo un plató exquisito. Con todo detalle, calculado con sumo equilibrio. Pero sólo un ingenuo puede esperar que nos digan algo que no hayan ya dicho.

Ni Rajalcaba ni Rubaljoy ofrecen nada de lo que queremos oír. Gracias a las redes sociales las voces del pueblo cruzan las lomas y saltan la Meseta para llegar los últimos rincones. Y sabemos lo que queremos.

Queremos menos políticos, con menos privilegios. Queremos que los banqueros devuelvan las primas y pensiones con que han premiado su infausta gestión. Queremos que todo el mundo pague los impuestos que le corresponde. Queremos que se gaste con sentido común el dinero de todos; y sobre todo queremos que se usen las nuevas tecnologías para que la Administración gane en eficacia, transparencia y cercanía.

XPERO NOx vemos eso en ninguno de los programas. Ni Rajalcaba ni Rubaljoy anuncian que vayan a reducir el número de diputados y senadores, ni que vayan a bajarles sus sueldos y privilegios. Rajoy prometió en la Convención del PP en Málaga que atendería al clamor de miles de ciudadanos que pidieron por internet una rebaja del número de diputados y senadores. Pero no lo ha hecho. En el detallado programa presentado no ha tenido agallas para mandar al paro a un tercio de los políticos.

En las elecciones de hace cinco meses el PP ganó hasta en Extremadura. Genial, hacía falta un cambio. Pero el nuevo presidente de la Asamblea de Extremadura contrató a su primo como chófer de confianza. Y cuando se le afeó la conducta, replicó que necesita un chófer de confianza para hablar con libertad cuando va en su coche. ¡Qué lástima! Hubiera podido seguir usando su coche particular, como imagino que hacía antes. Y para los traslados ocasionales de larga distancia, para eso están los taxis, que en Mérida hay muchos y buenos.

Normal. En mi pueblo dicen ningún tonto se machaca el haba . Si el pueblo no empuja, no podemos esperar que los políticos recorten sus privilegios. Por eso la gente se siente engañada. Durante semanas acamparon en las plazas miles de jóvenes que piden un cambio de verdad. Y esos miles de indignados cuentan con la simpatía de muchos millones.

Los sondeos nos dicen que una masa inmensa de de ciudadanos anhela con ansias ardientes un giro radical en la vida política. Y ese cambio se traduce en menos privilegios para la elite compuesta fundamentalmente por políticos y banqueros.

Una cosa esta clara. El actual caos de la vivienda, el desempleo, y pesimismo de autónomos y empresarios ha sido causado por muchos años de codicia y desidia. En los años de Aznar se vendieron las joyas del Tesoro Público. Se abrieron las puertas de par en par a millones de inmigrantes a los que no podíamos ofrecer empleos dignos y estables. Todos fuimos cegados por la codicia del dinero fácil y la prosperidad de castillos de arena. El gobierno de Aznar sembró las semillas del mal.

Pero fue peor todavía que cuando las vacas flacas asomaban su rostro demacrado, el infeliz y bisoño Zapatero optó por ignorar el peligro. Quiso engañarse y engañarnos pensando que con arrojar veinte, treinta o cuarenta mil millones de euros en gasto público desmedido, se podría capear el temporal. Como si la crisis fuera una tormenta de verano.

La crisis es un tsunami de proporciones bíblicas que no ha hecho más que empezar. Pero ni Rajalcaba ni Rubaljoy tienen la talla de estadistas sublimes que sepan buscar una salida, y luego llevarnos hacia ella. Por eso, no espero que esta noche se diga nada nuevo. Aunque devoto de la política, soy un votante abatido, que evita escuchar un debate vacío. jesusbuenoreicaz.com