El pasado domingo tuve la oportunidad de ver un análisis sobre el debate en televisión entre González y Aznar. En aquella época yo tenía 18 años y lo recuerdo como un fenómeno mediático sin precedentes, con una influencia de la televisión casi absoluta.

Los ciudadanos en aquellos años, teníamos unas fuentes de información que no tienen absolutamente nada que ver con las actuales. A saber; a diario tengo la mala costumbre de informarme de la actualidad a través de distintos medios de comunicación, muchos de ellos opuestos entre sí.

Además, internet actúa como una gran hemeroteca en la que en solo un par de minutos puedes comparar lo que unos dijeron en una situación y lo que dicen ahora. Es más, como bloguero desde hace año y medio, yo tengo la oportunidad de convertirme en un pequeño medio de comunicación y opinión sobre la actualidad, hecho éste que refuerzo con mi interés en escribir a los directores de diarios de todas las ideologías. No solamente se opina votando y ha dejado de ser válido el hecho de que nuestra palabra individual no cuenta.

Por eso, queridos estrategas electorales, aunque la mayoría de la población no coincida con este perfil, cada vez será más numeroso el núcleo de votantes que no solamente ejercitamos nuestra inquietud informativa, sino que la manifestamos y nos resulta patético ver determinados discursos repletos de rimmel dialéctico y mascarillas baratas.

Hagan como si sus electores tuvieran, además de voto... una voz que utilizan. Porque ojalá la democracia deje de ser de los votantes fieles y comience a ser de los votantes críticos y con criterio propio.

Ignacio Caballero Botica **

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