Durante años, el espacio político más disputado en España ha sido el centro, algo así como un cajón de sastre a donde iban a parar los votos de todos aquellos españoles que estaban hartos de las políticas de derechas o izquierdas. Este espacio, durante la transición, estuvo encabezado por la UCD, y su heredero fue el Centro Democrático y Social (CDS). Ambos partidos fueron dirigidos por Adolfo Suárez, el único presidente que ha sabido enarbolar la bandera del centro en España. Que José María Aznar quiera recuperar el espacio de centro es encomiable, entre otras cosas porque el centro es la moderación, el diálogo, y el fair play, características que no tengo claro que hoy en día nadie sea capaz de aplicar.

En las próximas elecciones, el disputado voto de los centristas acaparará buena parte de las promesas electorales, y por muy enturbiada que esté la política por temas periféricos regionales, dicho voto será clave para la victoria, o derrota, del PP, PSOE, o Cs. Así las cosas, el centro político en España es el PP, como heredero natural del CDS; por otro lado, tras la moción de censura, el PSOE ya no puede serlo al incumplir las tres máximas de los centristas, (moderación, diálogo y juego limpio), y al tercero en discordia, Cs, le encantaría serlo.