La festividad del Primero de Mayo ha sido más noticia porque ha propiciado un nuevo puente laboral en España que por las reivindicaciones que tradicionalmente acompañan a una de las pocas festividades que, además, tienen alcance globalizado, porque se conmemora en países de todos los continentes. Como era previsible, ha habido poca concurrencia en las manifestaciones que se han convocado, de rigor, en las principales capitales españolas. A la casualidad de que un festivo en martes invita a la escapada familiar se suma otra constatación: la creación y mantenimiento del empleo en nuestro país pasa por uno de los mejores períodos de su historia, gracias a los datos obtenidos durante una bonanza económica que encadena más de una década seguida.

En Extremadura, UGT y CC.OO aprovecharon el acto central en Mérida para hacer una reivindicación política y animar a los trabajadores de la región a que acudan "masivamente" a las urnas en las elecciones municipales y autonómicas del próximo 27 de mayo y les han pedido que tengan en cuenta, a la hora de votar, las posiciones progresistas que defienden estos sindicatos.

En esta tesitura, las exigencias de los trabajadores, vehiculadas por los sindicatos, han de acomodarse a nuevos retos. Así lo entendieron las dos centrales mayoritarias, Comisiones Obreras y UGT, que ayer difundieron en toda España, con los matices necesarios para adaptarse a cada realidad local, un reto muy claro: ya no basta con tener un empleo digno y estable; ahora hay que asegurar que además esté debidamente retribuido.

La mejor manera de hacerlo visible es el compromiso lanzado por los líderes sindicales de que no van a negociar nuevos convenios que no contemplen una retribución mínima de 1.000 euros para los puestos de trabajo menos cualificados. En esta situación están seis millones de asalariados, el 35% de quienes cobran una nómina.

Los mileuristas toman carta de naturaleza sindical, pese al riesgo del uso abusivo del concepto sin tener en cuenta otras condiciones determinantes --tipo de empleo y horario o ciudad donde se ejerce--. No obstante, la cifra, ya popular, ha de servir de acicate para que las políticas públicas de atención a las necesidades sociales no se instalen en la complacencia. Los mismos dirigentes sindicales han reconocido el progreso que suponen leyes como las que limitan la subcontratación, la precariedad laboral y el empleo temporal.

A ello se suma, a partir de este mes, el despliegue de la norma más ambiciosa de protección social, la ley de dependencia de la que se han de beneficiar cientos de miles de españoles y que, bien aplicada, creará nuevos puestos de trabajo estables. Que sea así dependerá de que las autonomías asuman su parte en el nuevo Estado del bienestar, lo que aún no está garantizado, según adviertieron ayer los dirigentes sindicales.