Quien lleve la comunicación y la estrategia de Vox habrá que darle de algún modo la enhorabuena. Con solo 12 diputados y 400.000 votos en Andalucía ha logrado que su partido esté en todas las tertulias. Medios de comunicación, barras de bar o redes sociales, uno siempre acaba escuchando o leyendo referencias a este partido que hace apenas seis meses era insignificante y residual. En esta espiral política en la que andamos metidos, con una sociedad cada vez más polarizada, Vox ha encontrado el caldo de cultivo perfecto para emerger y captar acólitos y simpatizantes. Mientras, el resto de partidos pareciera que permanecieran impasibles sin saber muy bien qué posición adoptar, la de rebatir sus argumentos o ignorarles para no darles un protagonismo inmerecido.

El dicho ese de que ‘hablen de uno aunque sea mal’ encuentra en este partido su razón de ser. Toros, caza, españolismo, violencia doméstica (que no de género), antifeminismo, inmigración, memoria histórica y ahora armas de fuego para los «españoles de bien» constituyen buena parte de su ideario programático, al menos el que trasciende de forma intencionada, que igual que escandaliza a buena parte del electorado, atrae a otra mucha gente que también vota.

De esta manera, su actualidad (que sería más efímera si pasara más tiempo hasta las urnas), va a influir en las dos convocatorias electorales que tenemos a la vuelta de la esquina: las generales de abril y las autonómicas y municipales de mayo. ¿De qué manera? De momento han logrado dividir el voto de la derecha y movilizar el voto de la izquierda. Doble mérito si se analiza bien. En la escena política uno es importante tanto por los amigos que consigue, como por los enemigos que genera. De lo que se trata es de influir socialmente. Y eso ya lo ha conseguido Vox, derechizando al PP --y por extensión a Ciudadanos-- y demonizando a la formación culpable de todos los males que aquejan a España, el PSOE, partido que cuenta con la ayuda inestimable de «los comunistas» de Podemos (como ellos mismos los denominan de forma peyorativa), y los independentistas catalanes.

Cataluña ha sido la chispa que ha prendido la hoguera social en la que se ha convertido este país donde cada vez hay más blancos y negros y menos gamas de grises. El partido de Santiago Abascal ha atraído a la gente de derechas que no encontraba referentes tan extremos frente al secesionismo o a personas sin una ideología concreta pero tremendamente enfadada con la situación catalana. Desde ahí se ha construido un discurso extremista que ha despertado un sentimiento nacional españolista adormecido desde la llegada del estado de las autonomías y se ha recuperado un tradicionalismo más propio de otra época que de pronto se sigue a pies juntillas o se disculpa en beneficio de otros objetivos ‘más nobles’.

El fenómeno de Vox ya no es una broma como quieren todavía hacer creer algunos. Las encuestas empiezan a concederles escaños (al menos a nivel nacional), lo que denota que su crecimiento, lejos de ser un espejismo, va a traducirse en una representación en el Congreso. Lo único que puede frenarles es el antojo de la Ley D’hont y la representación por circunscripción que se realiza en España. La división del voto de la derecha puede traducirse en las provincias grandes de 6 escaños o más en un reparto de diputados con el PP, pero en aquellas otras más pequeñas donde solo están en juego 4 diputados (es el caso en Extremadura de Cáceres), puede anularles por completo y, en consecuencia, dejarles a ellos y al PP con una representación menor en beneficio del PSOE. La voz de alarma lanzada por Pablo Casado recientemente para solicitar que Vox no se presente en esas provincias de más escasa población dice mucho en este sentido.

¿Y en Extremadura? ¿Qué va a pasar en las autonómicas y municipales de mayo? Nuestra región es compleja en lo rural y nuestro electorado tiene muy en cuenta las candidaturas municipales donde Vox está teniendo serios problemas para conformar sus listas. Mucho tienen que arrastrar las ciudades, donde sí va a haber candidaturas municipales de Vox, para favorecer las listas autonómicas que se presenten por Cáceres y Badajoz. Aún así, la marca empuja, lo que supondrá que muchos electores busquen su papeleta en el colegio electoral correspondiente sin importarles quién es el candidato o la candidata que se presenta. Ya veremos, porque muchos votos tienen que meter en las urnas para lograr su primer diputado y eso, a pesar de todo el auge nacional, supone aún una tarea harto complicada.