WEwl vicepresidente de la Junta, Ignacio Sánchez Amor , participó el martes en el debate sobre el Estado de las Autonomías en lugar del presidente Rodríguez Ibarra , ingresado en el hospital. Y lo hizo Sánchez Amor usando la primera persona, es decir, como si fuera Ibarra el que hablara desde la tribuna del Senado. Sánchez Amor actuó, por tanto, como ´porta-voz´ del presidente antes que como vicepresidente de la Junta. Este gesto puede ser sólo eso: un gesto, muy entendible desde el punto de vista humano, pero no tanto políticamente. Y la política también son los gestos. En el Senado se esperaba oír la voz de Extremadura. Una voz que, en condiciones normales, la lleva Rodríguez Ibarra, pero que en su ausencia es la del vicepresidente que, por hacer de portavoz y no de primer responsable político de la región cuando el presidente no está, dio a entender que en Extremadura no existe otra voz que la de Rodríguez Ibarra, como si éste, y sólo él, fuera la representación política de la región. Y ese sí es un problema que trasciende el gesto, porque gobernar es un trabajo colectivo. De lo contrario, a pesar de las palabras voluntaristas del dirigente Ferreira , habrá que pensar que en cuanto falta Ibarra es la Junta la que da a entender que se produce un vacío de poder.