WEwl ministro de Exteriores, Miguel Angel Moratinos, expresó ayer en el Congreso la "convicción" de que los vuelos supuestamente fletados por la CIA que han hecho escala en España desde el 11-S han sido

"legales", aunque reforzará en el futuro un control que en la práctica ha sido inexistente.

En estos aviones, aseguró Moratinos basándose en las explicaciones del Gobierno norteamericano, no se han transportado presos a países subcontratados por EEUU para ablandar y mantener encarcelados a presuntos terroristas islamistas.

La declaración de buena fe del ministro se explica más por el deseo de no empeorar las relaciones diplomáticas con EEUU que por la ausencia de indicios inquietantes. Porque el hecho de que aviones que fueron utilizados en secuestros de la CIA en Italia y Alemania hayan hecho vuelos tan dudosos como un Guantánamo-Bucarest, con parada en Canarias, obliga por lo menos a sospechar que el territorio español no se ha librado de ser utilizado en una trama ilegal.

El Gobierno que cumplió el mandato electoral de salir de Irak y adscribió su política internacional al marco de la ONU y al respeto de los derechos no puede contemporizar ahora. Desde esa óptica, las palabras del ministro no convencen.