Hubo quienes predijeron que los 2 años al mando del gobierno que va a disfrutar Pedro Sánchez estarían plagados de gestos, pero exentos de actos. Los cándidos, que pensaron así, ya se estarán dando cuenta de cuán equivocados estaban. Porque gestos, muecas, guiños, y sus correspondientes fotos, tuits y vídeos, está habiendo, y va a haber, a mansalva. Pero actos consumados, también, y de entidad no menor. En otras palabras: que Sánchez va a convertir los próximos 2 años en una larguísima campaña electoral, pero que tampoco renuncia, pese a su paupérrima situación parlamentaria, a implementar cambios de gran calado que afectarán, sin duda, a los ciudadanos. Porque Pedro Sánchez aspira a aplicar una parte sustancial de la agenda radical con que se presentó Podemos a las elecciones, y, de paso, a birlarle su trozo del pastel a Pablo Iglesias, que parece ser el único que no está percatándose de la envolvente que le está haciendo ese ZP redivivo que es ‘Snchz’. Y no seré yo quien tache a Iglesias de «tonto útil», pero muchos en el PSOE ya ven a Pablo como ese chico de los recados que, para chupar cámara y congraciarse con ‘el jefe’, lo mismo va a entrevistarse con el «racista» Torra (Sánchez dixit), que visita a los presos secesionistas que fraguaron las acciones golpistas del 1-O.

De lo que no cabe duda es de que Sánchez va a por todas, y de que no tiene complejo alguno por ser el primer presidente español que no ostenta un acta de diputado, que no ha ganado nunca unos comicios nacionales, o que obtuvo en las elecciones 2 millones y medio de votos menos que la fuerza política mayoritaria. No se siente débil ni inferior, ni se avergüenza de haber alcanzado el poder gracias al apoyo de un contubernio de partidos populistas, secesionistas, nacionalistas y filoetarras. Se cree Espartaco, se ha tragado el relato que le escribieron sus amanuenses, y está dispuesto a darle la vuelta a España, como si fuera un calcetín. O sea, que no le quiten el ojo de encima, que tiene más peligro del que parece, y le ha cogido gusto a eso de gobernar a golpe de decretazo. *Diplomado en Magisterio.