En este verano atípico he tenido la suerte de poder recorrer España de Oeste a Este y de Sur a Norte, y aunque suene a tópico ¡qué gran tierra la nuestra y qué gente fuerte la habita! Es ingenuo pretender que se puede desconectar hoy y más cuando la mascarilla es el nuevo complemento de moda, pero tras un confinamiento de profesora de secundaria, cuajado de plataformas, inventos y descubrimientos para mantener atentos a los alumnos sin impartirles nuevos conocimientos, solo repasar lo estudiado y luego evaluar a todos ellos, -y ellas, por favor-, lo mismo los responsables que los aprovechados, sabiendo que la justicia no era una palabra que en ese momento debiéramos declinar, necesitaba como la vida misma este descanso y desahogo, con el convencimiento de que tras una desescalada escabrosa y una nueva normalidad que de normal tiene lo que ustedes y yo de lapones, septiembre va a requerir de unos cerebros despejados, un corazón sin arritmias y un espíritu positivo, capaz de luchar sin sucumbir al desaliento.

He vuelto al campo extremeño que me recibe con una tormenta que promete limpiar el aire pero no sé si serenar los ánimos. He visto donde he ido, desde las playas de Almería hasta las montañas a las que Pereda llamara naturalezo, término discriminatorio por el que hoy sería reprobado y malquisto, comportamientos cívicos y responsables como llevar mascarilla en una playa desierta con solo el mar, la arena, las olas y el azul mediterráneo como compañero o en un puerto de montaña a dos mil metros de altura, con solo los picos, las vacas tudancas, las nubes y el cielo de testigos. Aquí estaban mis bártulos de escribir esperándome.

Y mientras me entero de que, dada mi condición de docente de riesgo en no sé qué grado, en septiembre tendré que dar clases a mis alumnos con una mascarilla fffp no sé cuántos y tal vez una pantalla de protección, me preparo para este escenario futuro que seguro será mejor de lo que se augura. Al modo que luchan y trabajan y superan la adversidad todos aquellos con los que me he encontrado. Y que no salen en los periódicos. H