Hace poco que he visto publicidad de alguna agencia de viajes haciendo referencia al horario europeo , también recuerdo que no hace mucho se realizó una campaña institucional sobre el asunto. Parece ser que nuestro horario no es el más racional para la efectividad económica en el trabajo-

El horario europeo quiere, básicamente, que nos amoldemos a la hora en que comen y cenan en otros países europeos: comer un par de horas antes, y en menos tiempo, cenar también antes y acostarnos más temprano- ganando así horas de sueño y conciliando la franja del mediodía a la par que otros países. También que se salga antes del trabajo y no existan largas jornadas que se vuelven improductivas, tediosas y alejan a la gente de su casa, familia y descanso. Esto haría que rindiéramos más, descansáramos más y viviéramos más felices.

Bueno, eso dicen los expertos y debe ser verdad, yo no estoy del todo convencido pero me amoldo al horario que me marca mi trabajo y sobre todo la sociedad de la que formo parte. Totalmente de acuerdo en que las jornadas no deben alargarse pero ¿comer y cenar antes? Imaginemos: abrir comercios, oficinas, talleres- a las 8 y cerrarlos a las 12, comer un bocata apresurado y abrir aceleradamente y cerrar de nuevo a las cinco, para cenar a las 6, acostarnos a las siete y media-

A mí no me gusta, será que tengo el hábito cultural español muy enraizado, pero no me gusta, y al fin y al cabo, nuestro horario también es europeo, lo que pasa que se ajusta a nuestra forma de ser y a nuestra climatología. En Centroeuropa y más al norte, en invierno, a las 5 de la tarde es noche cerrada, y el cuerpo te pide la cena, pero aquí lo que te pide es la merienda, ¿no?

Recuerdo que hace tres o cuatro años, pasamos parte de las vacaciones en Roma. El primer día vi cerca de nuestra residencia un pequeño taller de restauración de muebles antiguos, era una gozada observar el cariño y la pericia del restaurador con sus muebles. Al día siguiente, camino del Vaticano, al pasar por el taller vimos que estaba cerrado, un cartel en la puerta ponía: "torno subito" (vuelvo enseguida, pronto, ya)- el cartel siguió allí al día siguiente, y al otro, y así hasta finalizar los 7 días que estuvimos en Roma.

Esto es una simple anécdota pero igual me ayuda a amoldarme al horario europeo, claro que- solo me apunto para hacerlo al modo italiano .

*Sociólogo