Maestro

La primavera y el otoño/invierno son las mejores épocas para disfrutar del limpio cielo de nuestra tierra, ese cielo que perfila las siluetas de las cigüeñas en su vuelo ascendente que aparentemente sin esfuerzo las eleva a lo más alto. Tras el paso de la cabalgata, Eduardo llegó para aumentar la felicidad de Montaña y Juan. Es un niño que tiene suerte de contar con tres bisabuelas y una larga familia que le aportará cariño y seguridad. En la sociedad que estamos construyendo, la familia está perdiendo el papel que tenía. La forma de vida actual propicia la existencia de familias reducidas y la natalidad desciende ante las dificultades de contar con un trabajo estable y el acceso a la vivienda de los jóvenes. He terminado de leer Amanecer en el desierto, de Waris Dirie, que narra las peripecias de esta mujer somalí que huyó de la vida nómada del desierto ante una boda no deseada por ella y su triunfo como modelo en las pasarelas de nuestro mundo. Nunca olvidó a su familia y vuelve con regularidad a su tierra a sentir el calor familiar. En su obra describe la vida de los nómadas, dura donde las haya para las mujeres y los niños. Explica las costumbres de los suyos, entre las que se encuentra la poligamia en los varones y la práctica de la mutilación genital femenina por cuya erradicación se trabaja activamente desde UNICEF. La odisea de una mujer como ella, famosa y respetada en nuestro mundo, para localizar a su familia abre los ojos sobre el abismo de los dos mundos y las dificultades que una mujer tiene en los países de influencia musulmana para poder expresar sus ideas y lograr el respeto de los hombres. Pero ella sabe que la fuerza está en la mujer, que es quien atesora los saberes y asume la responsabilidad de sacar adelante a la familia. La guerra, auspiciada por quienes mueven la econosuya, está presente en el trasfondo de la narración, así como el odio entre las diferentes tribus. La inutilidad de muchos de los objetos que el consumismo ha hecho que para nosotros sean imprescindibles, queda reflejada en el diálogo que mantiene con uno de sus hermanos cuando éste rechaza un cepillo dental y un dentífrico y le recuerda que desde siempre ellos se han limpiado los dientes con unos palitos que obtienen de las ramas nuevas y tiernas de un árbol del que las ramas viejas se usan para hacer lanzas y las más grandes sirven como leña o para levantar vallas. De la corteza de las raíces, cuyo contacto producen ampollas, se obtiene una pasta que se utiliza para curar heridas. Frente a esto, el dentífrico se gasta, no se puede comer en caso de necesidad y hay que escupirlo, además de tener que usar agua, tan necesaria para otros menesteres. El texto ayuda a la reflexión y te sensibiliza sobre los problemas de unas gentes que lo tienen muy difícil, pero cuya esperanza está en la educación. La escuela es un lugar importante en los poblados y en ella reinan el silencio y la atención a pesar de la escasez de medios. Frente a estas realidades tan duras uno no comprende cómo se puede dejar arruinar un edificio como el del Hogar García de Paredes justo a la izquierda de la valla desde la que un desaparecido Floriano ofrecía confianza.