El ruido de un timbal anda libre por la Ciudad Monumental, las camisetas de rayas colorean sin censura el paisaje humano, las rastas se tambalean a su aire mientras sombreros y gorros se encargan de cubrirlas del Sol que ilumina el escenario. Una vez probado el sonido, comienza el viaje sonoro de Womad 2013. Una edición que regresa a su casa un año más por el mes de mayo para mostrar las peculiaridades musicales de los cinco continentes. Este año con más identidad que nunca. Muy pocos conocerán los nombres de los 17 grupos que durante este fin de semana serán protagonistas en Cáceres. El festival recupera por completo el origen que le vio nacer: acercar lo desconocido y escuchar algo distinto a lo que suena en la radio. Este año 2013 hacemos un guiño al país africano de Mali, el cual atraviesa uno de los peores momentos de su historia reciente. Quizás su música nos ayude a sensibilizarnos con sus problemas.

Pero ir a Womad no es sólo estar delante del escenario durante 6 horas seguidas. Hay sensaciones que hablan por sí solas, que no entienden de lenguas ni culturas. Momentos únicos e indescriptibles que ni el amplio castellano puede calificar. Este festival que cumple ya 22 años de vida en Cáceres, constituye uno de los foros de convivencia más importantes que podamos organizar a lo largo del año en Extremadura.

La amabilidad, el espíritu cordial y la generosidad abundan entre las manifestaciones de singularidad. Como si se tratara de un espejismo, durante unos días la ciudad se libera de prejuicios, ataduras y tabúes y se desmelena para mostrarse como una ciudad cultural, abierta y acogedora. Recordemos que no hace muchos años, esta ciudad fue germen de un gran movimiento que dio en llamarse la "movida cacereña". Hoy aquellos jóvenes peinan canas pero al igual que los jóvenes actuales se postran delante de los escenarios womeros para disfrutar de una música nacida de las entrañas del ser humano. Un auténtico abrazo intergeneracional.

XEL GRAN TEATRO,x la Plaza Mayor o San Jorge acogerán sonidos llegados de todas partes del mundo. Melodías traídas de Africa, de Asia o de América que sólo y exclusivamente podremos encontrar en esta cita. Ni el todopoderoso Internet es capaz de reproducir y albergar esas recónditas creaciones. Una originalidad que vale la pena contemplar aunque sea una vez en la vida. Músicas que cada año nos dejan boquiabiertos y nos hacen sentir especiales por haber sido partícipes del encuentro entre el artista y su público. A buen seguro, tampoco faltarán los hippies ni tampoco los que se hacen hippies durante esos días. A buen seguro y al menos durante un fin de semana, habrá muchos que se sientan libres de todo corsé impuesto o establecido. El Festival Womad será así la medicina que muchos necesitan para saltarse las reglas de lo políticamente correcto.

Pocos lugares del mundo pueden decir como Cáceres y Extremadura que el Mundo lleva visitándonos durante 22 años ininterrumpidos. Edición tras edición, la ciudad acoge sin complejos el carácter multicultural y tolerante de este evento. Cuando las mantas se extiendan sobre el suelo, las prisas se aparquen a un lado, las miradas se relajen y las sonrisas se dibujen sin forzar, la primavera habrá alcanzado su momento más álgido. Si me permiten un consejo, déjense llevar. Feliz Womad.