WEwl descubrimiento por el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil de cacerías con animales salvajes --leones y tigres-- en una finca de Monterrubio de la Serena el pasado mes de diciembre, desveló también el tráfico ilegal de ejemplares de especies protegidas y la catadura de algunas personas que, llevadas por la fatuidad, mataban a animales indefensos para presumir de cazadores de tigres ante las visitas.

Pero ahora asistimos a un segundo capítulo del tráfico de especies protegidas --se ignora aún si se cazaban-- al hallar el Seprona antílopes indios, además de otras especies raras para cuya identificación precisan la opinión de expertos, en el coto La Rivera de Zarza La Mayor. Lo ocurrido en Monterrubio y lo ocurrido en Zarza --y más si se tiene en cuenta que hay testimonios que aseguran que la presencia en esta finca de animales exóticos no es nueva-- dibujan un cuadro preocupante: Extremadura es escenario de un tráfico de animales protegidos. No se sabe si lo descubierto hasta ahora por la Guardia Civil es o no la punta de un iceberg en ese comercio ilegal. Lo que sí pone de manifiesto es que hay que aumentar la vigilancia para evitar daño a las especies protegidas y a la industria de la caza, que nada tiene que ver con estas prácticas.