Primera semana del curso escolar superada. Superada, sí, para la mayoría de los niños de Primaria y Secundaria de Extremadura. Porque aunque unos 80 centros han registrado casos de covid en estos días, no llegan al 10% del total, lo que significa que una gran mayoría ha pasado estos días con normalidad y los niños no se han contagiado.

Para los que solo se fijan en los datos negativos, es cierto que lo ideal sería que no hubiera casos en ningún espacio educativo, pero eso es una utopía, porque los niños hacen vida fuera y entonces pueden cumplir más o menos las medidas sanitarias. Dudo que los estudiantes contagiados hayan cogido el virus dentro de las aulas y lo mismo opino de los profesores positivos.

No lo digo porque sean irresponsables sino porque, si algo han hecho los equipos directivos de los centros es comerse la cabeza desde el mes de junio para preparar planes de contingencia con millones de medidas para intentar que no haya contagios. Hay padres que ya se han quejado de que incluso los centros han pecado en exceso, por ejemplo porque algunos no permiten mover ningún tipo de material a casa. Pero como decía el director de un colegio de Infantil y Primaria esta semana en un chat de padres: «es mejor pecar de exceso de medidas y prudencia que de defecto y que otros paguen las consecuencias».

Es cierto que las ratios podrían bajar más y se podían contratar más profesores y podría haber más dinero para productos de desinfección, pero el riesgo cero no existe y, a cambio, los niños han recuperado lo que perdieron en marzo y son felices. No hay padre con el que hable que me diga que su hijo no está contento con la vuelta al cole. Los juegos, el sentirse parte de un grupo, el aprendizaje de cosas nuevas, preparar la mochila… todo eso está ayudando a una parte de la salud a la que parece que muchos no le dan importancia, la salud mental.

Estamos tan preocupados por los efectos físicos del covid, que dejamos en segundo plano la salud mental, que es tan importante, sobre todo en las etapas de la infancia y la adolescencia. Según la OMS, el suicidio es la tercera causa de muerte entre los adolescentes, terrible. Por eso, no nos dejemos dominar por el miedo, no queda otra que vivir con él, ser responsables y cruzar los dedos para que los contagios en niños, que podrían afectar a padres y abuelos, no se disparen. Mientras, dejemos que sean felices en clase.

*Periodista.