AGabilondo (SER) le dolía ayer que "la cáscara (la unidad del PP) hubiera prevalecido sobre la almendra (el Parlamento español ya no descarta la guerra contra Irak)". Javier Pradera le dio otra interpretación al pleno del Congreso: "Puede verse con cierta razón la euforia del PP porque mantuvo la disciplina, o que esa votación acabó con la contestación privada de parlamentarios y dirigentes del PP con la tesis de Aznar". A José María Ridao el debate le había dejado una impresión de "alucinación colectiva: se discutió del nivel de peligro que tiene Sadam, pero no la posición del Gobierno español". Y Fernando Fernández, nuevo discrepante en la plaza, constató que "el PP está unido y solo", y que Gobierno y oposición coincidían en que la presión sobre Sadam ha propiciado el inicio del desarme de éste. Eso llevó a Pradera a exponer un símil sobre "la paradoja de la contención: es como cuando un grandullón amenaza a un pequeño con que si no le da la navaja le arreará; éste le da sus armas blancas y aquél le arrea. ¡Qué salvaje!" Fernández aplaudió el símil sobre "el matón de barrio y el muchacho..." Pradera le corrigió: "Un golfillo peligroso". A Fernández le pareció mejor, pero objetó: "El problema viene cuando el golfo no entrega todas las navajas y no sabemos las que se guarda". Y Gabilondo se indignó: "¿Creéis que esto es así? Si Sadam entregara ahora todo su arsenal, le daba a Bush el disgusto de su vida". Fernández convino que todo pasa "por la retirada de Sadam". "¿Y si Sadam entrega las armas y se queda?", inquirió Gabilondo. Fernández no lo contemplaba.