WAwyer recibieron sepultura en Moraleja los restos mortales de Feliciano Vegas , el cabo que murió en Turquía, junto a otros 61 militares, el 25 de mayo del 2003, en el peor accidente de la historia de la aviación militar española. Han pasado, por tanto, casi dos años. Ya era hora de que la tierra pudiera acoger, junto a los suyos, a este soldado. Las vicisitudes que han tenido que pasar los familiares del cabo Vegas y de otros 20 compañeros, que fueron identificados erróneamente y que, por tanto, no fueron enterrados en donde creían sus deudos, se enmarcará en la galería de la chapuza del Ministerio de Defensa, entonces capitaneado por Federico Trillo , al que, en vano, los familiares de aquellos militares han pedido que asuma responsabilidades políticas por la gestión de este suceso. El entierro de ayer es una ocasión para llevar la paz a unos servidores del Estado que nunca esperaron que se les pudiera pagar de la manera que se les ha pagado. Pocas veces, como en ésta, la madre Estado --porque en aquella ocasión, el Estado lo representaba el Ministerio de Defensa de Trillo-- ha sido más alevosamente madrastra como con las víctimas del Yakolev 42. Lo que salvará a la sociedad española de que episodios como éste no vuelvan a ocurrir es no olvidarlo.