Hace relativamente poco tiempo que sigo a varios ‘youtubers’ y estoy muy preocupado. Me inquieta por un lado el que pueda confundirse lo que hacen --para mí incalificable-- como periodismo. Pero, sobre todo, entiendo que existe un problema grave del uso correcto del lenguaje.

En primer lugar todos comienzan sus intervenciones con una misma frase identificatoria, que suele ser del tipo ¿Ey, tíos cómoooo lo lleeevais, colegis? Se dirigen al público con una confianza sorprendente, cuando no con una mala educación supina. Son habituales las expresiones como hola mi gente de youtube o mis compis. También la globalización de internet está haciendo que nuestro castellano sea vapuleado constantemente.

Si como dijo Marshall Mcluhan «el medio es el mensaje» la verdad es que me echo a temblar, porque pudiera considerarse que los ‘youtubers’ son medios de comunicación y nada más lejos de la realidad. En este caso el medio es el mensaje y el masaje a la vez. Los ‘youtubers’ se dirigen principalmente a un público complaciente que sabe en la mayoría de los casos lo que van a contar. Su éxito se basa en ocasiones en la forma desenfadada y descarada que tienen de contarlo. Y ahí radica la perversión.

También me inquieta que a veces las ‘youtubers’ expliquen por ejemplo cómo se toca el ukelele en bañador o con ropa transparente. Existe un todo vale por los likes y los suscriptores que no me gusta. Lo cierto es que una profesora que enseña el banjo en pijama tiene más seguidores que alguien similar pero que solo enseñe el banjo exclusivamente. Es triste, pero es así.

Finalmente, me llama la atención lo que entre ellos denominan ‘salseo’. No es más que tirarse pullas unos a otros, cuando no insultarse, ridiculizarse o menospreciarse. Me gusta la acuariofilia, pero los gurús de este hobby en Youtube lo único que hacen enzarzarse en disputas vacuas. Una pena. Refrán: Donde las toman las dan.