Un "cambio de ritmo" y un "nuevo impulso". Esas fueron las expresiones utilizadas ayer por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, para justificar la profunda remodelación del Gobierno filtrada parcialmente el domingo y anunciada de forma oficial ayer. Aunque todos los cambios de Gabinete persiguen por definición tales objetivos, pocas veces en la reciente historia española era más necesario para el Gobierno acelerar el ritmo y romper con un tono lánguido que no se corresponde con la dimensión de los retos que tiene el Ejecutivo en el momento actual de dificultades económicas. Bienvenida sea, por tanto, la remodelación del Gabinete si esta va a dinamizar el combate contra la crisis e inyecta más discurso político de los ministros y aire fresco en sectores tan importantes como las de sanidad, obras públicas, educación y cultura.

El cambio estructural más relevante de los anunciados ayer es la creación de una tercera vicepresidencia, la de Cooperación Territorial, cuyo titular será Manuel Chaves, presidente hasta ayer de la Junta de Andalucía. Tras la loable intención del presidente de estimular la cooperación entre la Administración central, las autonomías y los ayuntamientos --"el diálogo territorial es tan importante como el diálogo social", dijo-- late la necesidad de desatascar problemas como el de la financiación autonómica y establecer nuevos puentes con los nacionalismos periféricos.

El otro gran dato de la crisis, muy comentado ya en días anteriores, es el relevo de Pedro Solbes por Elena Salgado en la vicepresidencia económica. Está fuera de toda duda la eficacia y la discreción de Salgado como ministra, pero hay quien echa en falta en su currículo el desempeño de cargos relevantes en materia económica. Por eso, habrá que dar el plazo de rigor hasta valorar si la nueva vicepresidenta es la ejecutora de unas decisiones económicas tomadas por el presidente y su entorno monclovita o por el contrario es capaz de diseñar políticas audaces contra el paro y la recesión.

La incorporación de Angel Gabilondo en Educación, con el añadido del área de Universidades, parece razonable, dado el prestigio del hasta ahora rector de la Universidad Autónoma de Madrid. Más dudas sugiere la llegada de Trinidad Jiménez al Ministerio de Sanidad. La nueva ministra pertenece al círculo socialista de máxima identificación con Zapatero, ha desempeñado numerosos cometidos, pero caben dudas sobre su preparación específica para una cartera tan compleja. La otra incorporación femenina al Gobierno, la nueva ministra de Cultura, Angeles González Sinde, es otra incógnita, pero llega con la tarjeta de presentación de su profundo conocimiento de la industria española del cine.

Comentario aparte merece José Blanco, otro íntimo del presidente, quien tendrá a su cargo el poderoso Ministerio de Fomento, la gran máquina inversora del Estado en cuya gestión pesan siempre las tensiones territoriales. Blanco, el rostro duro del PSOE, deja un peligroso vacío en la calle de Ferraz en tiempos de zozobra.