El presidente del Gobierno español ha aprovechado su viaje a Nueva York para reunirse con la plana mayor de los inversores institucionales que operan en Wall Street, a quienes presentó de primera mano la política económica que aplica su Gobierno, las reformas que está haciendo y que hará, y los resultados que espera obtener: reducción de déficit hasta el 3% en el 2013 y lenta, pero consistente, recuperación de la economía. José Luis Rodríguez Zapatero compartió un desayuno de trabajo con los máximos responsables de bancos, fondos de inversión y aseguradoras como Soros, Citigroup, Morgan Stanley, Goldman Sachs, Prudential, Metlife o Blackrock o Paulson and Co., algunos de los cuales tuvieron un destacado papel en la reciente crisis de las deudas soberanas en Europa. Les explicó las decisiones "difíciles y complicadas" tomadas por España como muestra de su "firme determinación" de lograr una economía competitiva. La visita de Zapatero coincide con la buena noticia de la normalización de la deuda pública española en los mercados, que desde hace unas semanas parece haber abandonado el furgón de cola europeo. El Tesoro colocó ayer 7.000 millones a un precio casi idéntico al de la última subasta. Probablemente, no les explicó nada que no supieran, aunque siempre es positivo conocer de forma directa la información sobre lo que se está haciendo --reducción de sueldos públicos y de inversiones, congelación de pensiones, reforma del sistema público de jubilación, del mercado de trabajo--, así como un recordatorio de la fortaleza del sistema financiero, que fue el que más bancos sometió a los controles de estrés y el que mejor nota obtuvo.

El jefe del Gobierno aseguró ayer a sus interlocutores que el año próximo el déficit no superará el 6% del PIB, tal como está planificado, y que a ello se van a entregar los presupuestos del año próximo con fuertes restricciones en los gastos no productivos --como se llama ahora al gasto social-- y en los productivos --infraestructuras--. De esa forma, Rodríguez Zapatero apuntó lo que será el debate de fondo de las cuentas públicas para el 2011. Muchas voces autorizadas aseguran que el Gobierno también deberá aumentar los ingresos y que para eso, si no hay más actividad económica, tendrá que subir los impuestos. Según los cálculos presentados ayer por Funcas, un incremento en el IRPF para las rentas superiores a 100.000 o 150.000 euros anuales no se notaría en la recaudación, por lo que desde su punto de vista se impone una modificación global del impuesto de la renta. No parece probable que el Gobierno tome una medida de esas características este año, pero todo dependerá de si consigue cerrar el 2010 con el 9% de déficit público esperado.