El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, supo zafarse de los demasiado previsibles ataques del líder de la oposición, Mariano Rajoy, y recuperó absolutamente la iniciativa política al anunciar, durante el debate sobre el estado de la nación, una batería de medidas económicas que van de las puramente coyunturales de ayudas a sectores estratégicos con dificultades a las de mayor longitud de onda, destinadas a reformar el patrón económico de España, demasiado dependiente hasta ahora de la construcción y los servicios. La estrategia de Zapatero fue demostrar que el PP carece de una verdadera alternativa ante la gravedad de la crisis global, mientras que la del PP fue la de poner el acento en las desastrosas cifras macroeconómicas --especialmente la del número de parados-- para descalificar al Gobierno. El problema para Rajoy fue que Zapatero salió ayer al ataque e incluso se permitió interpelar a Rajoy sobre el tipo de reforma del mercado laboral que propone o "no se atreve a proponer". El líder socialista sabe que, a tres semanas y media de las elecciones europeas, el PP no puede pregonar medidas tan impopulares como el abaratamiento del despido.

La medida más relevante anunciada ayer por el presidente del Gobierno es la supresión en enero del 2011 de la desgravación universal por la compra de vivienda. Trata con ello de que quienes estén pensando hipotecarse para adquirir un piso lo hagan inmediatamente --este año o en el 2010--, de forma que el sector inmobiliario pueda ir dando salida al gigantesco estoc de viviendas sin vender. Los especialistas dirán si la medida es apropiada o si anuncia un nuevo hundimiento del mercado en el 2011. En cualquier caso, la eliminación de esa desgravación fue algo que ya se plantearon gobiernos anteriores y que, por razones políticas, no se atrevieron a llevar a efecto.

Zapatero lanzó directamente el guante a las comunidades autónomas con una nueva medida de apoyo a la industria del automóvil, consistente pura y llanamente en subvencionar con 2.000 euros --500 de la Administración central, 500 de las autonomías y 1.000 de los fabricantes-- a quienes adquieran un vehículo nuevo. La idea ha sido bien recibida en el sector, pero ha dejado perplejas a algunas comunidades, que desconocían la iniciativa. Finalmente, Zapatero volvió a referirse a la financiación autonómica y puso la enésima fecha para cerrar el nuevo modelo: el 15 de julio. En esto, llueve sobre mojado.