Un total de 106 días seguidos de trabajo, casi la mitad con turnos de mañana y tarde. En total, unas 1.150 horas en la calle para liderar a la plantilla de la Policía Local en una batalla a la que nunca se habían enfrentado, el covid-19. El intendente de la Policía Local placentina, Enrique Cenalmor, lleva 38 años en el cuerpo, los últimos 12 en Plasencia y afirma haber vivido una experiencia «única, impresionante. Me informé sobre la gripe española y se ha vuelto a repetir».

¿Por qué no ha descansado desde que se decretó el estado de alarma hasta el pasado sábado? (lo primero que ha hecho es ir a ver a su madre). «Porque en una situación tan excepcional como está, donde fallecía tanta gente, había que darlo todo, todo... y como servidor público así lo sentía. Como jefe de la plantilla quise estar al frente liderando el trabajo de calle de cada día, como un policía mas. Un jefe debe ser ejemplo ante las dificultades, liderando la lucha».

Su plantilla ha respondido y está orgulloso. Han estado 33 policías en la calle a diario, «trabajando con una intensidad muy fuerte». Por eso destaca su «valentía, dedicación, entrega y el gran esfuerzo realizado por los hombres y mujeres que integran la Policía Local de Plasencia. Han demostrado ser muy valientes y decididos, respondiendo con todas sus fuerzas y conocimientos en la lucha contra este peligroso virus. Nunca dieron un paso atrás, a pesar de la difícil situación».

Igualmente, hace hincapié en la «responsabilidad» de sus agentes porque supieron cuidarse, tanto en el trabajo como fuera, a fin de no contagiar a los compañeros. Lo hicieron tan bien que no tuvimos ningún contagio».

Ciudad vacía

Ciudad vacíaTodos han afrontado en la calle lo que los ciudadanos vivieron inicialmente confinados. «Fue impresionante, inimaginable, ver las calles vacías, como si la ciudad hubiera sido abandonada. Las primeras dos semanas, la gente no fue ni a comprar. Solo veíamos ambulancias, coches fúnebres, de policías, fue una sensación angustiosa, tremendo».

Después, en los que salían, «notabas el miedo, el temor a lo desconocido y cada vez había más contagios y más muertos». Recuerda especialmente los momentos con su compañero José M. Ramos: «a las doce conectábamos la radio del coche con la esperanza de escuchar que bajaba la cifra de muertos, pero no fue así durante muchos días, con un pico de muertes el día 2 de abril de 950 que nos heló la sangre».

También tuvieron que contestar llamadas «de personas desesperadas que decían querer quitarse la vida, personas que no aguantaban más el estar encerradas» y acudir por «algún fallecimiento dentro del domicilio».

Otro aspecto que afirma que le conmocionó fue la falta de material sanitario. «Al principio, en el hospital y en los centros de salud no tenían nada. Nos pedían alcohol sanitario, mascarillas, guantes y tratamos de conseguirlo gracias a muchas empresas y vecinos, una labor fantástica de solidaridad». Recuerda especialmente «a una vecina de la calle Los Barruecos, no paró de trabajar durante el encierro fabricando trajes y mascarillas».

No se olvida de la Policía Nacional y la «perfecta colaboración y coordinación con el Inspector Jefe de la comisaría, con el que hablaba todos los días y varias veces» y tampoco de «la gran labor de los hombres y mujeres de Protección Civil, por su inestimable ayuda y colaboración, siempre al pie del cañón».

Respecto a los placentinos, Cenalmor reconoce el «altísimo cumplimiento» durante el confinamiento y las fases de desescalada y resalta el de «niños y adolescentes. Los padres lo han hecho muy bien».

En todo este tiempo, la Policía Local ha llevado metadona a toxicómanos para que no se movieran; ha realizado controles de vehículos, ha practicado «mucha pedagogía» antes de sancionar, ha llegado a contestar «200 llamadas diarias» de personas con dudas y el intendente se ha tenido que estudiar «28 modificaciones de normativa para transmitirlas a mis agentes». Por todo, confiesa que ha sido un trabajo «extenuante». De hecho, adelgazó 5 kilos.

Pero no se considera un héroe porque «he cumplido con mi trabajo como servidor público» y valora que todos sus agentes se sintieron «queridos y muy valorados» cuando desfilaron con la bandera de España por las calles.

Ahora, colaborarán para ayudar en la recuperación económica y pide especialmente a los jóvenes «mucha responsabilidad y que miren fuera de sí mismos, que piensen que no viven solos, que tienen una familia, y pueden contagiar». Teme los efectos del alcohol porque «la gente con el alcohol se desinhibe y se olvida hasta de donde está y quién es, por lo tanto, no se va a comportar responsablemente y, evidentemente, va a afectar a la seguridad de todos».

No le gustaría volver atrás porque «he sufrido mucho durante las horas de soledad en el coche patrulla, al saber de tantas muertes y especialmente de personas mayores, las más indefensas, pero cargadas de historias y de sabiduría. Personas que sacaron adelante este país, después de la guerra».