Ya suena en nuestros mercadillos callejeros a grito pelado el mensaje de los comerciantes ambulantes intentando animarnos a comprar su mercancía. Algo más que perdimos por la dichosa y aún existente pandemia sanitaria y que ahora empezamos a recuperar, poco a poco, en ciudades y pueblos. Un bien necesario para muchos, sobre todo en zonas rurales.

Llegan despacio, con ganas, pero condicionados por las nuevas normas de seguridad y sanitarias. Primero los comestibles y ahora también el textil y otros varios. Eso sí, con guantes, geles desinfectantes y sin podernos probar las prendas, pero con la sana intención de recuperar esa añorada normalidad que parece que tardará en regresar, si es que lo hace.

En general venimos notando lo que ya determinados sectores denominan y aplican como la cuota covid-19, una subida del precio final del producto que perjudica a todos y encarece la cesta de la compra del mismo de siempre, el consumidor, supuestamente para cubrir los gastos que genera la inversión en la aplicación de las medidas exigidas por ley en esta nueva normalidad. Por si éramos pocos…

Y si de mercados hablamos, el más importante no podía faltar. Esta semana hemos recibido la noticia de que, a pesar de las circunstancias, el placentino mercado por el excelencia, del Martes Mayor, se celebrará como siempre el primer martes de agosto, día 4. La cual ha sido recibida con alegría por muchos sectores minoritarios como el artesano y también hostelería, turismo y restauración y con miedo por quienes creen que llevarlo a cabo es un riesgo para la población. Sin embargo, desde la Concejalía de Turismo a cargo de Belinda Martín, están trabajando para que se desarrolle cumpliendo todas las medidas establecidas según la legislación vigente, de manera que se pueda controlar el aforo y las aglomeraciones habituales de antaño. Algo que favorece la buena disposición de espacios que conforman el centro histórico, entre plazuelas y otros aledaños a la Plaza mayor, en los que cumplir con la establecida distancia social y llevar el control de asistencia ese día y también la víspera, el denominado Lunes Menor, cuando tiene lugar una elevada afluencia de público.

El resto, depende de nosotros. Así que, si queremos disfrutar sin peligrar, practiquemos la responsabilidad individual.