El ayuntamiento gasta una media de 30.500 euros al año en reponer el mobiliario urbano destrozado por actos vandálicos, según los últimos datos que maneja y que son del 2002, con lo que algo más del 70 por ciento del presupuesto destinado para compra se va en cambiar o reparar bancos, farolas, señales de tráfico, contenedores y otros enseres que son objetivo de los vándalos aunque habrá que esperar al balance del último año para conocer cómo han evolucionado estas prácticas.

Los partes policiales no son muy halagüeños. El último remitido por la policía local el viernes era un monográfico: hasta seis jóvenes eran propuestos para sanción tras ser sorprendidos haciendo pintadas en la plaza de Céntrica, sobre dos contenedores nuevos de San Juan o tirando uno al canal de baños tras vaciar la basura en el parque de La Isla. Incluso cuatro de estos eran menores y fueron pillados en horas de clase, con lo que el ayuntamiento dio cuenta al instituto y a los padres.

El subinspector Quijada explica que la multa puede rondar los cien euros y que se denuncia en el juzgado cuando los autores son cogidos ´in fraganti´ aunque si son menores se intenta llegar antes a un acuerdo por el que asumen el pago de los daños ocasionados. Eso cuando los padres no acuden al ayuntamiento a protestar convencidos de que sus hijos no han sido, que también ocurre, lo que da idea de que este es un problema fundamentalmente de educación.

EL VIDEO DEL ABETO El año empezó con el destrozo de las cientos de flores de pascua que adornaban el novedoso árbol de Navidad en la plaza Mayor y aunque el ayuntamiento dijo contar con la grabación en directo por un videoaficionado que se lo cedió, nunca más se supo.

Sí fue ejemplarizante, sin embargo, la decisión de la concejala de Seguridad Ciudadana, Josefa Pérez Camisón, de retirar la denuncia a unos chavales que se avinieron a pagar los destrozos de varios árboles en la avenida del Valle que luego fueron repuestos. El problema es que en muchos casos no se conoce a los autores y así aparecen monolitos como el de la rotonda de San Calixto con pintadas como apología al vandalismo callejero.

Pero también columpios dañados en el parque de La Rana, farolas rotas en La Coronación, señales de tráfico volcadas, contenedores quemados o pintados, papeleras por los suelos o bancos destrozados como en el ferial del Berrocal sin contar con los escaparates o rejas de comercios forzados que todavía hay.