La anunciada intervención en la rampa de la catedral, encaminada a rehacerla o demolerla tendrá que esperar porque la alcaldesa advirtió ayer de que "no hay que precipitarse". Blanco señaló que no se tocará hasta que no exista una propuesta técnica definitiva, ya que el ayuntamiento aún tiene sobre la mesa varios proyectos.

La polémica rampa no contó en el momento de su construcción con el visto bueno de la Consejería de Patrimonio de la Junta ni con la opinión de los arquitectos del plan director de la catedral y sí levantó numerosas críticas entre ciudadanos y expertos. Lo recordó ayer la alacaldesa, aunque también dijo que "ahora cumple una función, aunque no la que debiera porque no elimina del todo las barreras arquitectónicas".