Aemed Sidibe sabe lo que siente una persona refugiada. Ha trabajado con ellas en el Congo, con quienes huían del conflicto de hutus y tutsis en Ruanda. Pero en su opinión, "todos somos refugiados e inmigrantes. En la historia del mundo siempre los ha habido, pero nuestro ego no nos permite aceptarlo, perdimos la memoria".

Después de treinta años en España y de trabajar en oenegés como el Movimiento por la Paz, el Desarme y la Libertad y Africa Cerca, tiene claro que el mayor problema de lo que está sucediendo con los refugiados sirios es la falta de sensibilización ciudadana. "Hay que meterse en la piel del otro para vivir una experiencia así", subraya. Pero además, culpa sin reservas a los políticos, a los distintos gobiernos, tanto de crear los conflictos --Irak, Libia, Ruanda...-- como de poner después barreras a quienes huyen precisamente debido a ellos. "Les tratan como animales y les da igual, no lo puedo entender. Estamos creando otro mundo y luego nos sorprende que ocurran cosas".

Lo dice porque no duda de que el trato que están recibiendo los refugiados "no occidentales", matiza, "genera odio al que te pone barreras. Los niños pensarán: cuando sufría, no me has ayudado", por lo que considera que, los que sobrevivan, cuando pasen los años, podrán pensar: "Te voy a devolver lo que me hiciste".

Germen terrorista

Se refiere al germen de un futuro terrorismo que es precisamente lo que muchos gobiernos argumentan ahora para no acoger a refugiados. Sidibe lo tiene claro, "el que está sufriendo no va a ir a buscar otro problema. El que huye de su casa lo hace, sobre todo, porque teme por la vida de sus hijos y ellos mismos detectan quién busca sobrevivir y quién es un terrorista".

Señala incluso que en los campamentos de refugiados, "siempre hay una lucha dentro, porque se dan cuenta de quién no es un refugiado". Explica que las oenegés intervienen en esos casos, por lo que no duda de que un terrorista "es fácil de identificar". Pero apunta también que hay gobiernos que crean falsas informaciones para generar una mala opinión hacia los refugiados. "Pero no son terroristas, ni violadores".

Siguiendo con esta idea, Sidibe hace hincapié en que "el problema del refugiado no es salir de un sitio y llegar a otro, sino la xenofobia que hay en el país receptor. Cuando hay crisis, nace un racismo, con comentarios de la gente como que a los de fuera les van a ayudar y a los de dentro, no. Por eso están en tierra de nadie", señala.

Y también cree que los gobernantes "piensan en el problema que van a crear en su propio país. El político solo piensa en lo que le puede pasar a él".

De primera y segunda

No obstante, hace una clasificación. No tiene ninguna duda de que "hay refugiados de primera y de segunda y muertos de primera y de segunda". Y la diferencia la pone en el país de origen. "A los occidentales se les acoge sin problemas", dice, y pone como ejemplo que "a los kosovares se les acogió". Sin embargo, recuerda que a africanos, iraquíes y quienes huyeron de Ruanda o Mali "generan rechazo". También recuerda la tragedia del Charlie Hebdó o los atentados de París o Bruselas para destacar que "entonces todo el mundo era Charlie Hebdó, París o Bruselas. Del resto pensamos que no es como yo, no tenemos empatía, pero la lejanía la creamos nosotros mismos".

Precisamente, destaca que la Plataforma Refugiados Extremadura, a la que pertenece en su sección de Plasencia, lo que busca es acercar al ciudadano la situación de los refugiados. "Queremos que vayan visualizando la vida de los refugiados para que se den cuenta de lo grave que es. Lo que queremos es sensibilizar para que la solución no sea de un día, sino duradera. Porque la solidaridad de un día es compasión. Las personas que no han visto a gente morir de hambre no pueden darse cuenta de la gravedad de su situación".

Y no duda de que "el pueblo es el que puede hacer algo, es el que debe obligar a los gobernantes a cumplir, porque estos no van a mover un dedo".