No cabe duda. Elia María Blanco es una mujer pionera. La suya fue la primera boda por lo civil en el salón de plenos del ayuntamiento donde el sábado se convirtió en la primera alcaldesa de la historia de Plasencia. Antes fue también la primera mujer en la Alcaldía de Cabezuela y de las primeras senadoras en traer un hijo a este mundo. ¿Será también la primera en meter en cintura al viejo litigio de las huertas de La Isla o Santa Bárbara?

Ilusión y ganas no le faltan. Su discurso de investidura fue un guiño al diálogo y al consenso en un gobierno con minoría donde esta socialista tendrá que tener más mano izquierda que nunca. "Reitero --dijo-- mi compromiso personal y político de gobernar con todos los concejales de esta corporación, que a título individual o como grupo estén dispuestos a colaborar en el progreso de la ciudad".

El público que abarrotó el salón de plenos ya la recibió como alcaldesa antes de la votación secreta aunque aplaudió también con ahínco el primer voto que salió de la urna para la candidata del PP, Victoria Domínguez, como la confirmación de que no había pacto que valga con José Luis Díaz.

Una mujer que ha sido ya concejal, diputada, senadora y alcaldesa confesaba que llegar a la alcaldía de su ciudad natal "es lo más, nunca se me había pasado por la imaginación y lo recojo com mucha ilusión y mucha responsabilidad para dejar el pabellón bien alto".

Estaba nerviosa. "Más -reconoció-- que el día de mi boda aquí mismo". La acababa de abrazar Cándido Cabrera, el alcalde por entonces que la casó. Tanto que después de prometer el cargo, se marchaba sin la medalla.

Pero estaba también sonriente y firme. Lo primero hoy será reunirse con los técnicos para ver el estado del presupuesto y ponerse manos a la obra para desbloquear el instituto de San Miguel y al día de la situación urbanística. Fueron las prioridades que mencionó además de reunirse con sus concejales para deshojar la margarita del reparto de las delegaciones. "Eso me vais a permitir que no lo diga hasta hablar con ellos".

Lo que sí dijo es asumir la alcaldía "con toda la ilusión, con la máxima disposición y con la tranquilidad de saberme respaldada por un gran equipo, por un gran partido y por un gran proyecto que contribuirá, sin duda, a hacer de Plasencia una ciudad más moderna, más habitable, más justa y más solidaria". Tendió la mano y dijo que espera contar "con la complicidad de cuantos colectivos, trabajadores, funcionarios y ciudadanos estén interesados en colaborar en este proyecto común".

Terminó con unas palabras para el marido y el hijo que soportan su ausencia y para sus padres "por haberme enseñado desde pequeñita a compartir cuanto tenía".