Al menos 70 antidisturbios llegados de Sevilla tomaron ayer Gabriel y Galán para garantizar el orden en otros cinco desahucios por ocupación ilegal de viviendas sociales de la Junta, de las que sólo dos estaban habitadas, porque otra resultó estar completamente vacía y en las restantes había unos pocos enseres, según la Agencia Extremeña de Vivienda, para dar sensación de que se hacía vida dentro.

Esta vez no hubo intentos de negociación por parte de la Policía Nacional ni resistencia de los ocupantes ilegales. La veintena de furgones de la Unidad de Intervención Policial aparcados unos tras otro frente a los bloques convenció a los ocupantes ilegales de abandonar los pisos, no sin insultos, lamentos y amenazas en su mayoría de mujeres rodeadas de niños.

Al grito de "racistas" y "alcaldesa, nos has comprao los votos" fueron recibiendo a los cerca de cien policías nacionales que protegieron a los técnicos de la Agencia Extremeña de la Vivienda. La gran mayoría de los conocidos como antidisturbios, que habían venido la noche anterior de Sevilla, y el resto procedentes de Cáceres sumados a los efectivos de la comisaría placentina.

ESCENAS El cordón policial rodeó el barrio a las 9.30 de la mañana y un cuarto de hora después se habían iniciado los cinco desalojos. A las 11.30 los camiones de mudanzas cargaban ya prácticamente todos los enseres sacados de cuatro de los pisos y empezaron a tapiarse las puertas y ventanas con cemento. Después con planchas de acero.

Curiosamente sólo hubo resistencia en un piso que resultó estar vacío. La de una joven en pijama, con niños, que parecían salidos de dentro y que se tiró al suelo en las escaleras llorando hasta que un cuarto de hora después, como nadie se presentaba a abrir la puerta, los operarios la tiraron abajo. Resultó que ni la cocina estaba montada y el único signo de vida eran un sillón en el salón y un triciclo en un cuarto. Eso sí en otro había restos de un almacén de zapatos. Luego la joven sacó la llave.

Del resto de los pisos sí hubo que sacar muebles, abundantes en dos de ellos, y sus ocupantes pidieron que se los llevaran a casas en otros barrios. Según la Junta, los 40 pisos vacíos "están como estos".