Los nuevos autobuses urbanos no comenzarán a funcionar el lunes. La inauguración anunciada en la avenida de La Hispanidad no es más que el acto simbólico de recibimiento a la nueva flota, porque lo cierto es que el ayuntamiento desconoce aún cuándo se pondrán en marcha.

La concejala Carmen Blázquez no se atrevió ayer a dar una fecha tras asistir en la avenida del Valle a la colocación de la primera de las 130 señales que aún hay que instalar. La razón es que, a cuatro días de la llegada de los vehículos, todavía falta decidir cómo se van a eliminar aparcamientos en algunas calles por las que no caben los nuevos vehículos, debido a que son más anchos que los actuales, y porque también hay que reducir la altura de varios pasos elevados porque rozan con ellos al llevar rampas para minusválidos.

TODAVIA SIN NAVE Además, queda pendiente la instalación de las señales informativas y de las máquinas expendedoras, de lo que deberá encargarse la empresa concesionaria, la cooperativa Los Arcos, que tampoco ha adquirido aún la nave donde se guardará la nueva flota.

Blázquez advirtió ayer: "Mi responsabilidad era traer los autobuses y yo he cumplido", mientras que sobre las modificaciones de tráfico aún no realizadas, echó la culpa a la exsocialista Josefa Pérez, porque se marchó sin dejar hecho un estudio del tráfico. Aún así, fue el martes cuando el nuevo responsable Blas Raimundo se reunió con el jefe de la policía local para decidir cómo eliminar aparcamientos en algunas zonas para que pasen los autobuses y dar alternativas a los conductores.

Además, a la concejala de Obras, Mónica García, le toca también ordenar que se rebaje la altura de tres pasos elevados en Dolores Ibárruri y Sor Valentina, que ya le ha pedido Carmen Blázquez, porque ahora chocarían los nuevos vehículos.